domingo, 5 de enero de 2025

TRABAJAR, UN AMOR NO CORRESPONDIDO (2022), DE SARAH JAFFE. CÓMO LA DEVOCIÓN POR EL TRABAJO NOS MANTIENE EXPLOTADOS, AGOTADOS Y SOLOS.

Aunque desde hace décadas se ha dicho a los ciudadanos que avanzamos hacia la sociedad del ocio y que cada vez sería necesario trabajar menos, lo cierto es que en esta materia no hemos conseguido prácticamente ningún beneficio. Si acaso, el mundo del trabajo es ahora más exigente y más competitivo que nunca, en un escenario en el que los beneficios empresariales pueden dispararse, pero al empleado no le llegan ventajas de ello. Para muchos el trabajo está por encima de la vida familiar, del ocio y de cualquier otro aspecto vital, puesto que al horario laboral hay que sumar los desplazamientos y los quebraderos de cabeza que nos llevamos a casa. La realidad española es que existe una gran brecha laboral, y no es de género. Los empleados públicos suelen gozar de condiciones mucho mejores que los de la privada. Pero Trabajar, un amor no correspondido no trata de nuestro país, sino de Estados Unidos, un país con muchas más oportunidades laborales que a veces se pueden convertir en auténticas pesadillas para los que necesitan un salario para salir adelante.

Lo primero que viene a decir Sarah Jaffe es que el sindicalismo de antaño ha sido sustituido en gran parte por la idea de que el empleado debe tener amor y devoción por su trabajo y que esto en parte es sustituto de cualquier justa reivindicación que se quiera poner sobre la mesa. Todo esto produce un alto nivel de autoexigencia (siempre existe la impresión en el trabajador de que puede ser sustituido), lo que deriva en altos niveles de ansiedad que el empleado se lleva también a su vida privada. Es curioso que durante la pandemia, cuando casi todo el mundo fue enviado a casa, muchos contemplaran una forma de vivir distinta, más austera pero mucho más relajada. Lo de la gran renuncia en parte es un mito, al menos en nuestro país, pero sí que es cierto que la gente ya no quiere ciertos trabajos con poco atractivo social y alto nivel de estrés. 

Pero el libro de Sarah Jaffe no solo se detiene en los testimonios de los empleados por cuenta ajena, sino también en los que no tienen más remedio que ser autónomos, unos seres ahogados también por las exigencias burocráticas cada vez más caprichosas por parte del Estado. Además pasan por sus páginas becarios, trabajadores del comercio, artistas o empleados del mundo académico nada satisfechos con sus condiciones de empleo y de vida. Lo más sangrante es la falta de tiempo libre, lo que deriva en la incapacidad de ser ciudadanos de pleno derecho y de ocuparnos de asuntos ajenos a nuestras responsabilidades laborales, sobre todo para quienes tienen también responsabilidades familiares:

"Hoy en día, el tiempo libre es un lujo que pocos pueden permitirse. Hemos suprimido y, extrañamente, recreado al mismo tiempo la sociedad de los antiguos griegos, en la que muchos de nosotros estamos tan ocupados con el trabajo que nos parece imposible ser miembros informados de la sociedad y en la que el compromiso político y social es una indulgencia para los ricos. Hemos convertido en trabajo aquello que podríamos haber hecho por placer, e incluso hemos logrado que solo unos pocos tengan acceso a este trabajo relativamente agradable."

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