lunes, 6 de enero de 2025

DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO (1959), DE JOSEPH L. MANKIEWICZ.

Tennessee Williams es uno de esos dramaturgos de los que Hollywood adaptó numerosas obras teatrales y de ellas salieron excelentes películas. Esta quizá es de las que cuenta con un argumento más sórdido, puesto que su protagonista sufre una grave enfermedad mental debido a un trauma reciente y se encuentra por ello internada en un sanatorio de aspecto nada agradable. Otro de los aspectos poco glamourosos de la trama tiene que ver con la práctica de la técnica de la lobotomía por parte del doctor al que interpreta Montgomery Clift, un destino que está acechando a la protagonista. La otra estrella de De repente, el último verano es una magnífica Katharine Hepburn, cuya presentación descendiendo de un extravagante ascensor casero resulta ciertamente memorable. Casi tanto como el jardín salvaje que cultiva dentro de sus posesiones, toda una metáfora de el enfrentamiento con lo primario con el que culminará la película. Ya la escena en la que se rememora la matanza cruel de tortugas (la naturaleza como un ente despiadado) dice mucho del mensaje que nos quiere transmitir el dramaturgo. La película de Mankiewicz toma la forma de una gran tragedia griega desarrollada en espléndidos escenarios e interpretada por actores inigualables, por lo que se alza como una de las obras más arriesgadas de la etapa dorada de Hollywood. Tanto, que en España estuvo censurada durante décadas y solo pudo verse a partir de 1980. 

P: 9

No hay comentarios:

Publicar un comentario