Comenzar a leer una novela y encontrar que está dedicada a un pequeño grupo de personas al que uno pertenece (el club de lectura de la Biblioteca Provincial) es algo tan inesperado como agradable. Y es que a la obra de mi compañero y amigo Pepe Jiménez se la puede definir como un reto estimulante, un paseo por memorables pasajes de la historia de la literatura y el pensamiento, algunos de los cuales hemos tenido ocasión de visitar en distintos momentos en nuestro taller.
Ya desde el comienzo, se advierten algunas de las intenciones del autor, que coinciden con su visión pesimista del mundo. Como la vida y la literatura tienen tantas conexiones, en El cerco se realiza una definición de ésta que entronca perfectamente con nuestra gris realidad:
"(...) la esencia de la literatura estriba en desenmascarar todo el fariseísmo que habla del buen corazón, el amor puro y la buena voluntad de las personas que se aman unas a otras."
Después de esta declaración de principios, siguen páginas que reivindican la narrativa como un gran juego literario, inspirado en principio en Rayuela, de Cortázar, pero que pronto se transforma en un gran festín en el que están invitados desde Cidi Hamete Benengeli (el original autor del Quijote, según Cervantes), hasta Mersault, el protagonista de El extranjero de Camus. Que la novela transcurra casi en su totalidad en una comisaría y que su trama verse acerca de la caza de un asesino en serie no es más que una excusa para que el autor nos hable de los asuntos que verdaderamente le interesan: el mal como realidad absoluta y la obsesión de su protagonista-narrador por cumplir una misión imposible a través de la escritura. Si el policía de Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina, pretendía cazar a su psicópata paseando por las calles de la ciudad y observando los ojos de los viandantes, el de El cerco tiene orden de hacerlo escribiendo un informe que poco a poco va haciéndole resbalar suavemente por el pozo de la inquietud y el desasosiego ¿Será una buena iniciativa publicar en el periódico una carta alabando su inteligencia?
Como he advertido al principio, esta no es una novela para todos los públicos. Hay que comenzar este viaje con un buen bagaje de lecturas previas, pues las referencias a éstas son constantes y el estilo que le imprime el autor, consecuentemente difícil. Lo que parece ser en las primeras páginas una narración policiaca, pronto se transforma en una novela psicológica. Sus protagonistas, casi todos funcionarios de policía, no hablan con un lenguaje normal, de la calle, sino que apelan constantemente en su discurso a referencias literarias y filosóficas de toda índole, aunque las intercalan en más de una ocasión con un lenguaje soez más propio del oficio que desempeñan. A mi entender, lo que ha hecho Jiménez ha sido tomar como punto de partida nuestra propia sociedad - llena de mentiras, corrupción e insolidaria hasta la médula - y darle una pequeña vuelta de tuerca, llevandola hasta el extremo, reflejándola en un espejo moderadamente deformante en el que la realidad adquiere un carácter de absoluta negrura, donde incluso se juega con una variante de la conjetura de John McCarthy, el creador del concepto de inteligencia artificial: "Todos los aspectos y rasgos de la inteligencia humana pueden ser descritos de forma precisa gracias a la literatura hasta el punto de que un día gracias a ella podrá construirse una máquina que los simule".
Les invito a compartir esta experiencia extrema con un escritor que no es ningún primerizo, pese a ser esta la primera novela que publica. Tendrán que concentrarse en cada párrafo, les costará seguir un hilo que se bifurca hasta lo absurdo. Pero les garantizo que no les dejará indiferentes.
Presentación día 29 de Marzo a las 7 de la tarde en C/ Madre de Dios 6, "Hermandad del Rocío de la Caleta". Málaga.
ResponderEliminar