El virus de la escritura está presente por todas partes y acaba afectando frecuentemente a quienes aman los libros. Todo el que empieza su primera novela se fija en sus autores favoritos e intenta en cierta medida imitarlos, pero sin que se note demasiado. El estilo propio, la originalidad, van llegando poco a poco, después de muchos tanteos, de intentos fallidos y de éxitos parciales. Si algo puede definir el primer libro de mi compañero de Más Libros Libres José David de la Purísima es su vocación experimental, el riesgo que ha asumido al no elaborar un relato tradicional, sino uno marcado por los distintos puntos de vista de sus personajes, que se unen al propio del lector. Y hay que decir que ha salido airoso de tan difícil reto.
El marco temporal de Use las escaleras es el Madrid de los años ochenta, escenario que eligió el autor después de sopesar las opciones de Londres o Barcelona. Un espacio y un tiempo que se han miticado en gran medida (la movida y otras locuras de una época en la que los españoles capitalinos se sacudían de esta manera el fantasma del franquismo), aunque no es este Madrid el que le interesa a José David, sino otro mucho más invisible, el habitado por gente humilde y trabajadora que intenta salir adelante en el día a día.
Isidro, el protagonista, es un joven que llega a la capital sobrado de ilusión y de ingenuidad. Se trata de uno de esos espíritus puros que usan un código ético hoy día desconocido como si formara parte de su código genético, lo cual le trae, en su afán por ayudar al prójimo, más de un problema con unos vecinos muy peculiares. Porque las viviendas del edificio en el que habita Isidro se erigen en una metáfora de las distintas vidas de sus ocupantes, encerradas en compartimentos estancos hasta que salen al exterior y se relacionan entre sí. Entonces llegan los malentendidos, el conflicto e incluso la tragedia absurda. Los personajes de Use las escaleras interactuan continuamente entre ellos y la fatalidad pone su granito de arena a la hora de encender distintas disputas.
Quizá uno de los puntos flacos de la novela sea el poco desarrollo de sus personajes, su ausencia de matices, debido a la corta extensión de la narración, pero el autor lo resuelve bien haciendo que el auténtico protagonista sea el edificio y, dentro de él, sus escaleras, auténtica red social de una época en la que ni siquiera podía soñarse con internet. Respecto a una de sus cualidades más destacables, la variedad de puntos de vista para describir una escena, el propio autor aclara sus fuentes de inspiración en una entrevista que le he realizado y que se publicará íntegra en el próximo número del fanzine de Más Libros Libres:
"Aunque sean estilos diferentes y arriesgándome a que no acabara de encajar, me inspiré en la construcción de las novelas de George R.R. Martin, creador de la saga "Canción de hielo y fuego". Después de leer sus novelas, me di cuenta de que si narras el punto de vista de todos los implicados, la novela toma una nueva dimensión, y hace que el lector pueda profundizar un poco más en la historia."
No puedo sino felicitar a José David por haber resuelto con tan buena nota el reto de escribir una primera novela, algo mucho más complicado (y quien quiera constatarlo, que se ponga a ello) de lo que pueda parecer a primera vista. Ojalá siga en esta senda y ofrezca pronto nuevas historias a sus lectores.
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