lunes, 3 de junio de 2013
BANDA APARTE (1964), DE JEAN-LUC GODARD. RELACIONES EXTRAÑAS.
Según comentaba Godard, con esta película intentó homenajear al cine negro americano, aunque lo hizo de una manera muy personal, a la manera de la nouvelle vague, una forma de hacer cine que, a mi entender, ha envejecido muy mal, como todo lo que pretende ser moderno e innovador hasta la médula.
Los protagonistas, dos chicos y una chica, se conocen en una academia en la que asisten a clases de inglés. Sus relaciones son extrañas, ambos compiten por el amor de la muchacha y ella se decanta por el más tosco y autoritario de los dos (aunque el otro tampoco parece una joya) al que ofrece su amor incondicional a pesar de ser tratada con desprecio por éste, incluso usando la violencia física. Es una chica con tan pocas luces que les ofrece robar en la casa donde vive, aunque tampoco está muy segura de por qué lo hace y se arrepiente varias veces... No me queda claro si el personaje tiene algún desorden mental o simplemente se la quiere retratar como extremadamente ingenua.
Hay que ver este film más como un ejercicio de estilo que como una historia coherente, ya que si intentamos establecer una lógica en las acciones de los protagonistas, acabaremos rindiéndonos. Además, no se trata de personajes con los que el espectador pueda identificarse, sino más bien lo contrario: resultan irritantes en su nihilismo borde y sus diálogos absurdos disfrazados de ingenuidad. No tiene nada que ver Banda aparte con el cine negro americano: en éste existen análisis y crítica social, personajes complejos, drama... Nada de esto se da en la película de Godard, que más bien parece una parodia del género.
A pesar de todo, la película también es capaz de regalar buenos momentos, que han sido homenajeados en películas más recientes: el baile en el bar, las carreras en el Louvre... Pero, como conjunto, Banda aparte, resulta un ejercicio mediocre y algo pedante de un director al que le interesa mucho más romper con el estilo cinematográfico establecido que contar una buena historia a través de unos personajes creíbles. No todo lo moderno es magnífico por el hecho de serlo.
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