lunes, 15 de abril de 2013
OBLIVION (2013), DE JOSEPH KOSINSKI. LA TIERRA PERMANECE.
Aunque la música recuerde mucho a la de Origen, compuesta por Hans Zimmer, el comienzo de Oblivion no puede ser más sugestivo. La voz en off de Jack Harper explica la situación de la Tierra dentro de algunas décadas. Después de sufrir el ataque de una raza extraterrestre que destruyó nuestro satélite para sembrar el caos en el planeta, la raza humana se defendió con bombas nucleares y acabó venciendo la guerra y perdiendo el planeta, que se vuelto inhabitable. Mientras el resto de la humanidad se ha marchado a Titán, una de las lunas de Saturno, Jack permanece en nuestro planeta encargado de vigilar el proceso de transferencia de energía de nuestros mares hacia la nueva colonia. Ayudado de su compañera, patrulla los restos de nuestra civilización cuidándose de que los extraterrestres supervivientes no saboteen el trabajo de las máquinas. De vez en cuando Jack se toma un descanso para mirar los restos de nuestra civilización perdida mientras surgen el horizonte los pedazos de una Luna transformada en un amasijo de asteroides. En lo más íntimo, el protagonista cree que nuestro planeta todavía no ha muerto del todo y, como hombre, no quiere darle la espalda.
Esta interesante premisa es ilustrada con unas imágenes fascinantes de una Tierra devastada, una imagen muy común en la ciencia-ficción, pero que el cine pocas veces ha mostrado de manera tan espectacular. Gran parte de la superficie terráquea se ha convertido en un desierto y las grandes ciudades yacen bajo montones de arena sometidas a restos de radiación nuclear. A pesar de haber sido sometido a un borrado de memoria obligatorio, Jack tiene recuerdos recurrentes del pasado, de un pasado de décadas atrás, de antes de la guerra, lo cual es imposible que haya vivido ¿o quizá sí? Emulando el universo conspiranoico de Philip K. Dick (cuyo universo Tom Cruise visitó en Minority Report de Steven Spielberg), en Oblivion no todo es lo que parece: es éste uno de los puntos fuertes de una película que no se limita a mostrar el lucimiento de Cruise en escenas de acción, sino que plantea preguntas existenciales y eternas y nos habla de la fragilidad del planeta que habitamos. En este sentido Oblivion contiene varios homenajes a la cumbre del género, 2001, una odisea del espacio, de Stanley Kubrick, además de tomar prestadas algunas ideas de una obra reciente, la muy interesante Moon, de Duncan Jones.
Aunque se trata de un buen espectáculo, digno de contemplarse en todo su esplendor en una gran pantalla de cine, el film muestra también algunas rémoras en su guión: el poco aprovechamiento del personaje encarnado por un gran actor como Morgan Freeman, la parte central del metraje, un poco reiterativa y, como se ha dicho antes, el apropiamiento de ideas de otros filmes, aunque en este caso estén más presentados como homenajes que como plagios. Yo como amante de la ciencia-ficción que especula con nuestro posible futuro, no puedo más que aplaudir la historia que plantea Oblivion, en la que se ha mirado por la coherencia interna del guión, por desarrollarlo a un ritmo correcto, tanto como por la espectacular ambientación y efectos visuales.
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