domingo, 13 de diciembre de 2009
CLAUDIO MAGRIS: UNA DEFINICIÓN DE LAICISMO.
Claudio Magris, citado hoy en "El País" por Mario Vargas Llosa. De su libro de ensayos "La historia no ha terminado":
"Es el caracter laico un conocimiento no sectario ni dogmático sino crítico y racional. Laico no significa enemigo de la religión sino ciudadano independiente, emancipado del rebaño, que piensa y actúa por sí mismo, de manera lúcida, no por reflejos condicionados: (y aquí comienza la cita de Magris) "Laico es quien sabe abrazar una idea sin someterse a ella, quien sabe comprometerse políticamente conservando la independencia crítica, reírse y sonreír de lo que ama sin dejar por ello de amarlo; quien está libre de la necesidad de idolatrar y de desacralizar, quien no se hace trampas a sí mismo encontrando mil justificaciones ideológicas para sus propias faltas, quien está libre del culto de sí mismo.""
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Sí, pero no.
ResponderEliminarcomprometerse políticamente conservando la independencia crítica, reírse y sonreír de lo que ama sin dejar por ello de amarlo; quien está libre de la necesidad de idolatrar y de desacralizar, quien no se hace trampas a sí mismo encontrando mil justificaciones ideológicas para sus propias faltas, quien está libre del culto de sí mismo
Ser crítico, independiente y no dogmático también supone, en la práctica, no comprometerse con nada, es decir, quedarnos como estamos y resulta que el mundo en el que vivimos ya está lleno de dogmas como la competitividad, el amor propio, la asunción de roles y la consecución de prestigio. Y todo eso lo recibimos con la educación. No comprometerse con ningún cambio en concreto es aceptar que todo siga igual en el futuro.
Y si no se les ocurre cómo cambiar, que usen su inteligencia para encontrar una solución, que para eso son intelectuales, y no se conformen con ser unos descreídos muy listos.
Si, ciertamente siempre acabamos creyendo en algo y siempre nos queda la ilusión de que ese algo acabe cambiando las cosas. Y también es cierto que hay muchos intelectuales que pontifican desde sus poltronas, pero no dan soluciones reales a los problemas. Aunque yo rompo una lanza por Vargas Llosa y Magris, aunque solo sea por el placer estético que produce la lectura de sus palabras.
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