miércoles, 2 de diciembre de 2009
DEONTOLOGÍA PERIODÍSTICA.
El sábado pasado el diario ABC colocaba en su portada la fotografía de un muchacho inocente y lo presentaba como el enemigo público número uno. "La mirada del asesino de una niña de tres años", decía el texto de la foto, "Tenerife llora la muerte de Aitana, que no superó las quemaduras y los golpes propinados por el novio de su madre". Y en letra más pequeña, añadía: "La policía pone a disposición judicial al hombre de 25 años que presuntamente acabó con la vida de la pequeña Aitana".
El texto adolece de una profunda contradicción en sus términos: por un lado se afirma con contundencia que el hombre de la foto es el asesino de una niña. Por otro (en letra mucho más pequeña, todo hay que decirlo), se refiere a él como presunto asesino. Como se supo un par de días después, que seguramente al acusado le habrán parecido un infierno interminable, resultó que era totalmente inocente. Una cadena de errores, comenzando por los médicos forenses, siguiendo con la policía, que filtró datos que debían ser secretos y acabando por la prensa, que aireó el tema de la manera más amarillista posible, se cebó con este muchacho, que actualmente está recibiendo atención psicológica.
"Tristeza, conmoción y rabia son las tres palabras que mejor resumen el sentir de la sociedad tinerfeña", publicaba ABC en páginas interiores. Y es que la sociedad que hemos construido está cada vez más necesitada de historias truculentas y emociones fuertes para poder expresar su santa indignación contra el villano de turno. La programación televisiva se llena de historias de malos tratos, de abusos a menores, de personas que acusan de graves delitos a otras con la mayor naturalidad. Los medios de comunicación nos recuerdan de continuo que los asesinos y criminales están por todas partes mediante la publicidad continua de casos de maltrato, siempre execrables, pero cuya machacona reiteración puede producir un efecto llamada a dichos maltratadores. A esto el Estado intenta responder con equivocadas campañas publicitarias en las que se presentan mujeres declarando que "ningún hombre va a ser más que ella", en lo que parece una frase más agresiva e intimidante que apaciguadora de ánimos. Eso sí, cuando se trata de los abusos sexuales cometidos a menores por parte de miembros de la Iglesia (en España, en tiempos de Franco y en Irlanda, hasta hace bien poco, se daban en serie), parece que todo queda disculpado con una declaración acerca del indiscutible poder de atracción a ciertas almas débiles por parte de los "impúberes efebos" y una compensación económica.
Con todo esto no digo que no deba perseguirse el delito. Debe perseguirse con todo el rigor de la ley, pero nunca transformar los procedimientos judiciales en espectáculos morbosos ni las portadas de periódicos que se dicen serios en malas copias de diarios felizmente extintos como "El caso". De esta manera no se está enseñando a la gente a ser reflexiva, sino a indignarse a las primeras de cambio para sentirse buen ciudadano, sentir "conmoción y rabia". Solo falta que se anime a la ciudadanía a cazar delincuentes y tomarse la justicia por su mano.
Se ha hablado en estos días de reforzar el derecho a la presunción de la inocencia. No hace ninguna falta, viene claramente recogido en el artículo 24 de la Constitución como derecho fundamental. Solo hace falta aplicarlo en todos los casos. Ya habrá tiempo de indignarse cuando los ánimos estén más calmados y se haya concluido un juicio justo con todas las garantías legales que sustituya al precipitado juicio paralelo que suele producirse en todos estos casos que causan alarma social.
El director de ABC, como no podía ser de otra manera, ha expresado sus disculpas por el grave error cometido: "a los medios de comunicación no nos pasa nada por reconocer cuando cometemos un error", ha dicho. Quizá a los medios no, pero el pobre Diego va a quedar marcado de por vida.
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No olvidemos la magnifica novela de José Garriga Vela, "Pacífico", que trata de uno de estos asuntos.
ResponderEliminarY el también magnífico ensayo de Arcadi Espada "Raval: del amor a los niños"
Incluso la peli que protagonizó Meryl Streep "Un grito al amanecer", ya sabéis: es en que un dingo se comía a un bebé.
Muy buenas recomendaciones. A principios de año tuve la oportunidad de conocer a Garriga Vela en el club de lectura de Cincoechegaray. Un hombre muy cercano y agradable.
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