jueves, 31 de octubre de 2019

LA AGONÍA DEL EROS (2012), DE BYUNG-CHUL HAN. EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE TINDER.

Partiendo de ideas expresadas en otros ensayos como La sociedad del cansancio, donde el filósofo coreano teorizaba acerca de la realidad de muchos trabajadores que no han tenido más remedio que pasar a ser jefes de sí mismos y, por lo tanto, esclavos de sí mismos a tiempo completo, La agonía del eros trata acerca de las relaciones amorosas en el siglo XXI. Para el filósofo, nuestro tiempo está dominado por el narcisismo. Las nuevas tecnologías están orientadas hacia la veneración de la propia imagen y también hacia una sed infinita de novedades, por la que estabilidad de la pareja tradicional pasa a ser casi una utopía, contando también con una intolerancia a la frustación cada vez más acusada:

"Vivimos en una sociedad que se hace cada vez más narcisista. La libido se invierte sobre todo en la propia subjetividad. El narcisismo no es ningún amor propio. El sujeto del amor propio emprende una delimitación negativa frente al otro, a favor de sí mismo. En cambio, el sujeto narcisista no puede fijar claramente sus límites. De esta forma, se diluye el límite entre él y el otro. El mundo se le presenta solo como proyecciones de sí mismo. No es capaz de conocer al otro en su alteridad y de reconocerlo en esta alteridad. Solo hay significaciones allí donde él se reconoce a sí mismo de algún modo. Deambula por todas partes como una sombra de sí mismo, hasta que se ahoga en sí mismo."

En el mundo de Tinder, el amor tradicional se transforma en rendimiento sexual y el cuerpo se convierte en una mercancía destinada exclusivamente a la excitación temporal del otro. El sexo y el amor son transformados entonces en objetos de consumo, de consumo rápido, puesto que, una vez satisfecha una relación, hay nuevas experiencias esperando al usuario. Lo único importante en este carrusel de relaciones es el propio ego, los otros quedan reducidos a posibles fuentes de placer momentáneo. 

Byung-Chul Han denuncia también una especie de profanación del eros, en pos del auge de la pornografía. Lo que hasta entonces era misterioso y sagrado, se vuelve obsceno, perdiéndose el tradicional ritual de la seducción en pos de un consumo rápido, fácil e inmediatamente olvidable. Todo esto deriva en la pérdida de la capacidad de profundizar en la personalidad del otro, un mero objeto de consumo que debe disfrazar sus cualidades para adaptarse a las que exige el mercado.

Desde luego, a pesar de lo que expone el autor de En el enjambre, el amor tradicional basado en un compromiso durarero sigue existiendo y seguramente sigue siendo el ideal de la mayoría de la gente, por mucho que hoy domine la promiscuidad y el placer instánteneo en lo que los medios venden como relaciones. Aunque aplicaciones como Tinder sustituyan el ritual de seducción por una serie de algoritmos, creo que todavía no se ha podido vencer a esa idea de amor romántico que durante siglos ha sido la base de las relaciones amorosas en occidente.

martes, 29 de octubre de 2019

DIOS EN EL LABERINTO (2016), DE JUAN JOSÉ SEBRELI. CRÍTICA DE LAS RELIGIONES.

La religión no es un fenómeno natural. Se trata de una creación exclusivamente humana derivada de la necesidad de explicar la creación y el funcionamiento del mundo, así como de darle un sentido a un hecho inevitable que afecta a todos los seres vivos: la inevitabilidad de la muerte. Ni siquiera los enormes avances científicos logrados en los dos últimos siglos han sido capaces de acabar con la religión, aunque sí que ha tenido que retroceder en muchos de sus dogmas, sobre todo en Occidente. Pero aún así la mayor parte de la población mundial sigue siendo creyente, por lo que sería muy aventurado vaticinar que algún día las creencias basadas en la fe dejarán de existir, ya que siguen siendo una fuente de esperanza fundamental para muchos seres humanos, así como una forma de vida fundamental para convivir en ciertas sociedades.

Lo que es cierto es que las construcciones religiosas preponderantes hoy en día provienen de Oriente, de donde derivan los dogmas básicos de judaísmo, cristianismo e islam:

"La historia judía se remonta a las viejas tradiciones bíblicas, sin embargo, muchos de esos episodios nunca existieron o tienen antecedentes en otros cultos, y son reproducciones casi iguales de anteriores religiones orientales. El mito del Dios redentor procede de Oriente. El paraíso y el infierno tienen origen en las mitologías orientales; paraíso es un vocablo persa que significa jardín. La desobediencia de la primera pareja y su expulsión del paraíso la comparte con el brahmanismo. En la mitología persa, el demonio en forma de serpiente inducía a los primeros seres humanos a la desobediencia. Los ángeles de la guarda tenían su precedente en los espíritus protectores de los paganos. La orden de Jehová a Abraham de sacrificar a sus hijos para probar su fidelidad es una copia del brahmanismo: Braham ordenó a Adisgata, uno de sus más fieles devotos, a sacrificar a su hijo. La leyenda del diluvio universal encuentra su fuente en los Vedas. La religiosidad hinduista y el paganismo griego, surgidos en el siglo VI, son insoslayables de los orígenes de la religión judeocristiana."

Aunque realiza un repaso por la historia mundial de las religiones, a Sebreli le gusta sobre todo analizar la adaptación de las mismas a la modernidad, sobre todo a partir de la época de Francisco, un papa al que califica de populista, que trata de cambiar la imagen de la Iglesia para que en el fondo todo siga siendo igual, una Iglesia que en los últimos años ha sido protagonista de tremendos escándalos económicos y sexuales que se han intentado tapar pero no se ha podido y que al final se han afrontado de la peor manera posible, tratando de silenciar a las víctimas con dinero y castigando a los culpables en muchas ocasiones conforme a las disposiciones del derecho canónico. La alianza entre religión y poder sigue siendo sólida e históricamente ha justificado todo tipo de violencia, represión y guerras:

"Las religiones monoteístas fueron intolerantes, violentas y belicistas porque estuvieron unidas al Estado al que, a su vez, servían de estímulo y de justificación ideológica para las guerras. Tanto Jehová como Alá fueron dioses de la guerra que incitaban a la conquista. Durante la diáspora y hasta la creación de Israel, la religión judía, al carecer de Estado nacional, fue pacífica; se observa, de ese modo, que la funesta alianza entre religión y política está en el origen de los grandes crímenes colectivos. El cristianismo dejó de ser causa de guerras a partir de la secularización de las sociedades occidentales. El islamismo siguió siendo guerrero por la sobrevivencia de Estados teocrático."

Aunque el cristianismo no ha tenido más remedio que adaptarse y renunciar a muchos de sus antiguos privilegios, una buena parte del islam más radical sigue incitando a la yihad basándose en la lectura literal de textos del Corán. Lo cierto es que la Biblia podría ser interpretada del mismo modo, sobre todo el Antiguo Testamento, puesto que Jehová es un Dios celoso y sanguinario cuando toca serlo, que incita a su pueblo elegido a conquistar y someter a sus vecinos y lo castiga por la más nimia de las faltas. Uno de los cimientos principales de la religión es el miedo. El miedo a un poder absoluto que todo lo ve y todo lo sabe, que exige la perfección del hombre, el cumplimiento de normas estrictas e irracionales cuyo mínimo quebrantamiento puede derivar en una condena eterna. Pero eso no es lo más difícil. Lo complicado es mantener la fe en un mundo cada vez más secularizado, en el que la ciencia va desmontando uno tras otro unos dogmas que parecían eternos, como el de la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios o el de nuestro mundo como centro del Universo. 

Dios en el laberinto tiene mucho de obra monumental, de culminación de una larga vida intelectual, en la que se vuelca una impresionante cantidad de lecturas y conocimientos. Se trata de un ensayo muy personal, por lo que se puede estar de desacuerdo con algunas opiniones del autor, pero en todo momento es una lectura apasionante repleta de puntos de vista muy particulares. Al final Sebreli se declara agnóstico, algo lógico sabiendo que el conocimiento es un concepto sometido a continuos cambios, pero que el hambre de eternidad del ser humano, su rechazo del concepto de muerte e inexistencia siempre va a estar presente.

lunes, 28 de octubre de 2019

SIDI (2019), DE ARTURO PÉREZ REVERTE. LA FORJA DE UN MITO.

La España del siglo XI, en la que nació Rodrigo Díaz, era un territorio inestable, divido entre reyes cristianos y musulmanes, reinos que siempre estaban en disputa, en eterna sucesión de alianzas y traiciones. La tradición nacionalista española ha querido ver en el Cid Campeador un héroe dotado de todas las virtudes castellanas, una especie de adalid de la Reconquista que serviría de inspiración para volver a cristianizar los territorios perdidos a manos de los musulmanes a partir del año 711. Los estudios más recientes desmienten esta idealizada visión y sitúan a Rodrigo más bien como una especie de mercenario que, una vez desvinculado de su señor natural de Castilla, se vendería con su hueste al mejor postor, fuera éste cristiano a musulmán, ofreciendo su prestigioso brazo guerrero a quien pudiera pagar sus servicios, asegurándose a su vez parte del botín conquistado en las batallas victoriosas. 

Pérez Reverte presenta al protagonista recién desterrado por Alfonso VI y buscando a un nuevo Señor al que servir de manera provisional hasta que se normalizara la situación con el rey de Castilla. Llegará a un acuerdo con el rey musulmán de Zaragoza, que utilizará a su nuevo y formidable soldado para ajustar las cuentas con su propio hermano y rival. En estos años la fama del Cid ya estaba asentada, por lo que sus servicios eran tan prestigiosos como caros, aunque terminaban siendo muy rentables para el pagador: no había quien igualara a Rodrigo en el combate cuerpo a cuerpo. Y no solo eso: sus virtudes guerreras incluían un don singular para motivar a quienes combatían a su lado, dando ejemplo de sacrificio e igualdad a la hora de afrontar los peligros de la batalla. Además, parece ser que poseía buenas nociones de estrategia militar, así como una formidable intuición en los momentos decisivos, derivada de su amplia experiencia, unos dones que eran los más apreciados en unos tiempos tan turbulentos como los que le tocó vivir.

Pérez Reverte disfruta con la descripción de un personaje con una muy personal concepción del honor, dotado de nobleza, pero también de crueldad con aquel que se interponga en sus objetivos. Un hombre inteligente y prudente, capaz de mantener la distancia con nobles y reyes, pero también de hablarles de tú a tú cuando las circunstancia obligaban a ello. Un guerrero de inmensa fama y prestigio en el violento mundo fronterizo de la época que va sintiendo íntimamente que cada acción militar que protagoniza le va debilitando cada vez un poco más, pero que no puede sustraerse de sus obligaciones en el único oficio que conoce, un héroe cansado de los que proliferan en la obra del autor de El maestro de esgrima. Además, la novela está muy bien documentada, sobre todo en sus brutales escenas de batalla, describiendo los más mínimos detalles de lo que debía sentir un caballero en el centro de la refriega:

"Esperar a caballo parado la carga enemiga era condenarse a muerte; así que trotó al encuentro de las lanzas —no quedaba espacio para alcanzar el galope— inclinado el cuerpo sobre el cuello del animal, firme en los estribos, asentando el escudo ligeramente vuelto a un lado para desviar impactos. Llevaba la rienda en esa misma mano, pero floja, pues en aquellas circunstancias el caballo se guiaba más con las piernas que con las manos. Y alzaba la espada extendido el brazo diestro, lista para apartar los hierros que en un instante iban a buscar su cuerpo, y para tajar luego, si podía. Si tras el primer choque seguía montado y vivo." 

Y al final, queda la leyenda, aquella idealización que convierte al hombre en mito, en un ser perfecto y casi irreal de cuyo prestigio todos quieren apropiarse para reforzar los propios fines e ideas. En el franquismo, el Cid fue la esencia de todas las virtudes españolas, ejemplo de guerrero magnánimo y austero, así como invicto, un reflejo del propio Caudillo. Ni ejemplo de virtudes ni mercenario sin alma, Rodrigo Díaz no fue más que un hijo de su tiempo, alguien al parecer de orígenes humildes que supo utilizar sus habilidades innatas para terminar casi igualándose a reyes y nobles y hasta superándolos en fama y prestigio. Como le dice el rey Mutamán:

"Por lo común, las leyendas se construyen sobre hombres muertos. Pero tú eres una leyenda viva, Sidi Qambitur. Contigo vencería yo a los hombres, a los diablos y a los ángeles del cielo."

viernes, 25 de octubre de 2019

JOKER (2019), DE TODD PHILLIPS. EL HIJO DE GOTHAM.

Uno de los mejores personajes de los cómics de DC es la propia ciudad de Gotham. En contraposición a Metrópolis, una urbe luminosa y que cree en el futuro, Gotham City se encuentra en perpetua decadencia, una ciudad oscura y maloliente, cuya principal característica es la desigualdad en la distribución de la riqueza, consecuencia de una corrupción endémica. Gotham, como se refleja en la irregular serie del mismo nombre, no puede sino ejercer una influencia maligna a sus habitantes, algunos de los cuales enloquecen y se convierten en supervillanos. El gran superhéroe local, Batman, también tiene mucho de demente y muchos creen que su presencia, más que disuadir a los villanos, es un potente imán que los atrae a Gotham.

Pero si hay que hablar del más carismático de los enemigos del hombre murciélago, este es el Joker. A lo largo de los años, su origen a contado con diferentes versiones. Una de las más celebradas es la que narra Alan Moore en el cómic La broma asesina, historia que empatiza un poco con el villano, mostrándolo como un perdedor al que su implacable ciudad está a punto de devorar. Al final su respuesta va a ser abrazar la locura de un modo absoluto y casi redentor. Joker va a ser respetado en los bajos fondos por su absoluta falta de moral y de escrúpulos, así como por lo imprevisble de sus actos: nunca puedes estar completamente seguro teniendo al Joker delante, pero tampoco en su ausencia.

La película de Todd Phillips es una visión muy personal y acertada de este mito moderno. Tomando como referencia Taxi Driver de Martin Scorsese, Phillips realiza un soberbio retrato de una ciudad en crisis, de un lugar inhóspito que ha dado la espalda a sus ciudadanos más desfavorecidos, que tienen que sobrevivir ajustándose a las leyes de un mercado laboral con carácter selvático. Además Arthur Fleck, que así se llama el protagonista en este filme, vive en un sórdido edificio que no quiere ser reformado por sus propietarios, tiene problemas psiquiátricos y la ciudad le quita sus magras prestaciones sociales. Un cóctel explosivo que hundiría a cualquiera, pero que en su mente perturbado no es más que una excusa para utilizar su disfraz de payaso para aterrorizar, no para que los demás se rian de él. En una entrevista concedida a la revista Dirigido, el director establece algunos paralelismos entre la situación actual de Estados Unidos y la que se refleja en la película:

"Ciertamente la película trata sobre esa falta de simpatia por los que menos tienen, que se ha amplificado en los últimos años en nuestra cultura por muchas razones, entre ellas por el gobierno que tenemos, pero también por la influencia de internet. Creo que cuando tienes un mundo como éste tienes el presidente que te mereces, y a la vez, cuando tienes un mundo como Gotham tienes el villano que te mereces."

El virtuosismo de una película como Joker se debe sobre todo al compromiso de Joaquin Phoenix con su personaje, a la perfecta dirección de Phillips y a una música que siempre suena acorde con los estados de ánimo del protagonista. Otro de sus aciertos es que aquí el antagonista no es Batman, sino su padre, un Thomas Wayne que es retratado como un ultracapitalista sin escrúpulos, muy lejos de otras versiones en las que aparece como devoto esposo y padre, preocupado por ayudar a los más desfavorecidos. La presencia de un Robert de Niro que llevaba años sin culminar una interpretación tan acertada (con ecos de su personaje en El rey de la comedia, también de Scorsese), es la guinda de un pastel tan sabroso como complejo, la tan soñada película de superhéroes de autor, que ha logrado la hazaña de ganar el León de Oro en el festival de Venecia. Lo más sorprendente de Joker es que, a pesar de estar narrada desde el punto de vista de una mente perturbada, su vocación hiperrealista resulta estremecedora.

jueves, 24 de octubre de 2019

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO (1959), DE ALAN SILLITOE Y DE TONY RICHARDSON (1962). LA MORAL DEL PERDEDOR.

Alan Sillitoe es uno de esos ejemplos de escritores que se empiezan a interesar a la literatura durante una larga convalecencia. Silloe se propuso narrar historias acerca de un mundo que conocía muy bien: el de la clase obrera británica, aquella a la que llegaban lentamente los beneficios del milagro económico británico posterior a la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un mundo bastante sórdido, repleto de obreros sin mucho horizonte vital, de pequeños delincuentes y ancianos olvidados a los que jamás se les recompensó debidamente su contribución a las victorias británicas en ambas guerras mundiales.

En el relato que da título al libro, encontramos a un auténtico rebelde sin causa, un adolescente perteneciente a una familia disfuncional que intuye la marginalidad a la que va a estar destinado el resto de su vida. Después de haber sido detenido por robar en una panadería, Smith ingresa en un Reformatorio. Cuando el director del mismo advierte que el joven tiene un talento innato para la carrera de resistencia, empieza a ofrecerle algunos privilegios (como el de entrenar en completa libertad por los alrededores del edificio) a cambio de esforzarse en ganar un campeonato estatal, algo que le obsesiona. Mientras entrena en soledad, Smith vuelve a sentirse como un ser humano: la misma institución que le ha encerrado, ahora le ofrece pequeñas dosis de libertad a cambio de que el esfuerzo de Smith otorgue prestigio al Reformatorio:

"(...) y entonces conocí la soledad que siente el corredor de fondo corriendo campo a través y me di cuenta que por lo que a mí se refiere esta sensación era lo único honrado y verdadero que hay en el mundo, y comprendí que nunca cambiaría, sin importar para nada lo que sienta en algunos momentos raros, y sin importar tampoco lo que me digan los demás. El corredor que venía detrás debía de estar muy lejos porque había mucho silencio, y se notaba menos ruido y movimiento incluso que el que se nota una fría madrugada de invierno a las cinco. Era difícil de entender, y lo único que sabía era que uno tenía que correr, correr, correr, sin saber por qué está corriendo, pero uno seguía adelante atravesando campos que no entendía y metiéndose en bosques que le asustaban, subiendo lomas sin saber cómo había subido o bajado, y atravesando corrientes de agua que le habrían arrancado el corazón a uno de haber caído en ellas."

La elección moral de Smith, que se sustancia al final del relato, consiste en decidir si debe unirse al enemigo, y dar el primer paso hacia su integración en el sistema o seguir siendo un rebelde, castigado, sí, pero fiel a la ética del marginado, aquella que no busca solo el propio beneficio, sino también la retribución del mal a quienes le han castigado. La película de Richardson, es una fiel adaptación del relato, aunque desarrolla muchas situaciones y personajes que no aparecen en la obra de Sillitoe, lo que no es obstáculo para que ambos se complementen perfectamente.

El libro de Sillitoe contiene otras joyas, como Tío Ernest, un relato muy ambiguo acerca de la soledad de un señor maduro que ha vivido casi siempre en soledad y al que los acontecimientos que ha ido experimentando a lo largo de los años le parecen una especie de sueño en el que él ha sido un mero testigo sin implicación alguna con los mismos. La pequeña ilusión vital que se produce por la irrupción en su vida de dos niñas muy pobres, a las que da de comer todos los días, produce en el lector sentimientos encontrados, porque realmente jamás podemos saber cuales son las verdaderas intenciones de Ernest.