sábado, 30 de mayo de 2009
UN MUNDO FELIZ (1932), DE ALDOUS HUXLEY. ÉTICA DE LA ALEGRÍA.
Junto a "1984", de George Orwell, me atrevería a decir que este es uno de los pocos libros que resumen el siglo XX, el siglo de la terrible realización de varias antiutopías que causaron millones de muertos, sacrificados en pos de la conquista de una sociedad perfecta que nunca llegaría.
Lo sorprendente del mundo que describe Huxley es que la organización social sí que es perfecta. Los hombres se dividen en categorías según su inteligencia y abordan las tareas para las que se les ha predispuesto desde la cuna a través de un condicionamiento que dura años. El trabajo se adapta a la persona y no al contrario. Todo el mundo hace lo que más le gusta, pues no podría dedicarse a ningún otro oficio:
"Porque los detalles, como todos sabemos, conducen a la virtud y a la felicidad, en tanto que las generalidades son intelectualmente males necesarios" (pag. 36).
"- Y éste - intervino el director sentenciosamente -, éste es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que tiene uno que hacer. Todo condicionamiento se dirige a lograr que la gente ame su inevitable destino social." (pag. 48-49).
Para que la felicidad sea más completa y sin fisuras, se fomenta la promiscuidad sexual y el dolor, tanto físico como psíquico, está prácticamente abolido. El auténtico sostén de tan admirable sociedad es el demonio de la nuestra: la droga. El soma proporciona a los ciudadanos una evasión total de los problemas.
¿Qué objeciones podemos nosotros oponer a tan maravilloso mundo? La producción de seres humanos está controlada y se realiza en serie, cubriendo perfectamente las necesidades industriales. No existe el paro y los sindicatos son innecesarios, pues a nadie se le ocurriría protestar. Hay que decir que el logro literario de Huxley en cuanto a la descripción de una sociedad nueva es inconmensurable. Yo he vuelto a disfrutar de cada página (y ya son tres las lecturas que llevo de esta novela) y a imaginar vividamente la ambientación de cada escena. Creo que no existe ninguna adaptación cinematográfica, aunque sí que hay muchas películas inspiradas en esta obra.
Como hemos dicho, aquí cada hombre tiene su pequeña esfera de actuación, es un engranaje perfectamente sustituible en la gran maquinaria social. Nadie intenta elevarse más allá de su pequeño mundo ni hacerse una idea general sobre nada:
"Cuanto más talento tiene un hombre, más grande es su poder de corromper a los demás. Y es mejor que sufra uno solo a que se corrompan muchos. (...) no existe ofensa tan odiosa como la heterodoxia en el comportamiento. (...) La heterodoxia amenaza algo mucho más importante que la vida de un individuo; amenaza a la propia sociedad." (pag. 173-174).
Una sociedad deshumanizada pero ¿debemos deshumanizarnos para ser felices? El estado del ser humano es de una perpetua infelicidad, poblada de frustraciones, conflictos y deseos no satisfechos. El hombre de "Un mundo feliz" carece de estos problemas y siente su vida plenamente realizada. Sin embargo, a nosotros nos resulta terrible esa forma de vida, porque no la identificamos con nuestra existencia individual, única y presuntamente libre. Solo que nosotros también nos encontramos atados por cadenas invisibles, condicionados por una eterna sed consumista y obligados a sentirnos realizados en nuestros trabajos (quién puede gozar de él). Podemos criticar otras organizaciones sociales sean o no utópicas, pero no hacemos nada por reformar la nuestra, que condena al hambre y a la miseria a gran parte de la humanidad.
Para muchos el hombre que quiere ser feliz tiene que ser primero desgraciado y enfrentarse a las pruebas que le va poniendo la vida, identificando la auténtica dicha con el menor deseo posible de bienes materiales. Estoy bastante de acuerdo con esta afirmación y añadiría que la lectura y el aprendizaje son las actividades que forjan el auténtico espíritu humano, aunque en nuestra sociedad abunden más lo ejemplos de lo contrario: la mayoría de los ciudadanos no miran más allá de los asuntos que le afectan más directamente: sus experiencias en su puesto de trabajo, con su familia o en su lugar de residencia. Cuando miran un poco más allá es para tragar las pequeñas píldoras de noticias seleccionadas de un telediario, en el mejor de los casos. Lo más corriente es que se conformen con un partido de fútbol o con un programa del corazón. Cuando llega a casa, la gente no quiere reflexionar, solo desconectar. De encontrarse respaldado por nuestros gobiernos, el soma sería un producto altamente popular.
"La felicidad real siempre parece escuálida en comparación con las compensaciones que ofrece la desdicha. Y, naturalmente, la estabilidad no es, ni con mucho, tan espectacular como la inestabilidad. Estar satisfecho de todo no posee el encanto que supone mantener una lucha justa contra la infelicidad, ni el pintorequismo del combate contra la tentación o contra una pasión fatal o una duda. La felicidad nunca tiene grandeza."
Y es cierto. Las grandes novelas o películas no suelen tratar sobre la felicidad de sus personajes, más bien al contrario (por eso están prohibidas en el mundo feliz) al igual que las emociones demasiado intensas. Este es el precio de la felicidad humana, según sus máximos dirigentes. Es probable que tengan razón, pero es un precio demasiado alto ¿o no? ¿Qué diferencia habría entre esta sociedad y el cielo al que aspiran los cristianos? ¿No se nos describe como un lugar de eterna felicidad? ¿Quiere esto decir que quienes van al cielo dejan su humanidad en el camino? Eternas cuestiones del infortunio humano que traza utopías en sus pensamientos, utopías que al principio suelen tener una pequeña zona oscura, que acaba tragándose tanta luz.
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No es felicidad, es grisura, adormecimiento. La sensación más parecida a la felicidad la he sentido después de haberme peleado con aquella circunstancia que pone a prueba mis fuerzas, mi independencia o mi pequeña (o grande, todo depende del momento) libertad. Y la infelicidad cuando he sido vencida. Estoy de acuerdo contigo cuando dices: "Para muchos el hombre que quiere ser feliz...........el soma sería un producto altamente popular."
ResponderEliminarQue tengas un buen día
Victoria
"...este es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que tiene uno que hacer".
ResponderEliminarTal cual.Hagas lo que hagas, pero si lo realizas con Amor, no solo tú seras realmente feliz, sino que el Amor que proyectas sobre esa tarea trasciende hacia aquellos que estan realizando la misma acción.Así sea cruzar una calle. Cordiales saludos, Beatriz Basenji.
Muchas gracias a las dos, Victoria y Beatriz. Vuestros comentarios desinteresados enriquecen el blog. Es difícil definir lo que es la felicidad, pero para mí es tener la conciencia tranquila, las necesidades básicas cubiertas, hacer lo que a uno le gusta y caminar junto a buenas personas.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte a las dos.
Hola, Miguel
ResponderEliminarMe han resultado muy interesantes tus reflexione s. Leí esta novela estudiando la carrera y tengo pendiente una segunda lectura que estoy segura que será más jugosa a la luz de la experiencia que ahora tengo.
No andas descaminado cuando dices " que de ser respaldado por los gobiernos, el soma sería un producto altamente popular " . Si pasaras consulta una sola mañana con cualquier médico general , te escandalizarías al ver el elevado número de personas que demandan ansiolíticos y antidepresivos. Y no estoy hablando de pacientes con patología psiquiátrica, si no de gente que solicita estos fármacos para problemas de la vida cotidiana : el paro o que les agobia el trabajo , una separación o simplemente adolescentes a los que los ha dejado la novia (esto es frecuente, no exagero) ... sin hablar de los padres que piden al pediatra algo para que el niño sea más tranquilo , o porque no rinde lo suficiente en el cole , y un largo etc... .Y yo me pregunto que va a ser de esos jóvenes que no saben resolver sus problemas y sus duelos. Actualmente hay una medicalización excesiva de la vida cotidiana, y ya hay artículos en las revistas médicas especializadas alertando de este problema .
Espero no haberte aburrido con este comentario tan largo .
Un saludo
Un comentario acertadísimo, Antonia, un verdadero apéndice al artículo en sí, que prueba que la novela es fuente inagotable de reflexiones y polémica, como debe serlo toda gran obra de arte.
ResponderEliminarUn cordial saludo.