martes, 15 de agosto de 2023

OPPENHEIMER (2023), DE CHRISTOPHER NOLAN.

A falta de leer Prometeo Americano, la biografía de Oppenheimer escrita por Martin Sherwin y Kai Bird, es indudable que la vida de Robert Oppenheimer es una de las que marca el siglo XX y cuyo legado llega a nuestros días. Nolan ha creado con este material una película que no renuncia en ningún momento a su estilo grandilocuente, aderezado con una música estridente que está presente en todo momento, algo que está justificado en obras como Batman begins u Origen, pero que es más cuestionable en un biopic. Lo que verdaderamente fascina de Oppenheimer es el arma apocalíptica que concibió, a través de su genial conocimiento científico y su capacidad de coordinación de las mejores mentes de su tiempo en el Proyecto Manhattan. Pero Nolan - y creo que eso es un error - está casi más interesado en las relaciones del protagonista con el Partido Comunista y su caída en desgracia durante los primeros años de la Guerra Fría. Esto hace que la información que ofrece esta película de tres horas de duración sea apabullante para el espectador no iniciado. Esa gran cantidad de reuniones, personajes, conspiraciones y hallazgos científicos requieren información previa para ser asumidos y entendidos en toda su extensión, pero una obra cinematográfica debería bastar por sí misma para que el espectador medio entienda sin problemas lo que sucede en pantalla, algo que Nolan consigue solo parcialmente. Lo que me reconcilia con la película son esas hipnóticas imágenes de la primera explosión de una bomba nuclear, como se desata una caja de Pandora que la humanidad ha tenido que aprender a controlar a marchas forzadas, un legado que sigue siendo una espada de Damocles, sobre todo en estos días de futuro incierto en los que la guerra ha vuelto a Europa.

P: 6

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