miércoles, 9 de agosto de 2023

MARCADO PARA MATAR (1967), DE SEIJUN SUZUKI.

Tras recuperar su obra del ostracismo, Suzuki es un director que provoca admiración en nuestros días, pues su cine va más allá de las narrativas clásicas, acogiéndose a una forma de filmar radicalmente libre, repleta de hallazgos estéticos. Que todo esto derive en una película coherente que seduzca al espectador depende de cada cual. En mi caso, a pesar del interés inicial, las enormes lagunas narrativas y la interpretación de su protagonista hacen naufragar mi experiencia. Aprecio la fotografía de ciertas escenas y cierta estética rompedora, pero sin un buen guion detrás - y esta es la principal carencia de Marcado para matar - todo queda en una curiosa obra con toques surrealistas, pero muy lejos de la obra maestra que muchos aseguran que es. La película no soporta un análisis medianamente racional, por lo que lo mejor es dejarse llevar por sus imágenes y apreciar las influencias que ha transmitido a cineastas actuales como Tarantino.

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