Sin novedad en el frente, la novela de Erich Maria Remarque, surgió de la necesidad de narrar una experiencia inhumana: la de los soldados del frente occidental en la Primera Guerra Mundial, hundidos en las trincheras, sometidos continuamente al fuego y a los ataques enemigos y, lo peor de todo, bajo las órdenes de mandos insensibles que no dudaban en utilizarlos como carne de cañón. Tan elocuente y exitoso fue el alegato en los años de entreguerras que fue una de los primeros libros prohibidos por los nazis. La guerra debía ser vista como algo heroico y patriótico, no como el pozo de miserias que describía magistralmente Remarque. Desde su publicación se han producido varias adaptaciones de la novela, la mejor de las cuales fue la de Lewis Milestone, que se estrenó poco después de su publicación. Ahora nos llega una contundente nueva versión, influida por obras hiperrealistas como Salvar al soldado Ryan, para que el espectador se sienta plenamente identificado con el miedo y el sufrimiento de los jovencísimos soldados. Unos soldados que acuden directamente desde las aulas del instituto al frente, inocentes, con las lecciones patrióticas que les han repetido sus profesores bien aprendidas, con sueños de gloria, pero sin saber que los flamantes uniformes que acaban de recibir pertenecieron a soldados que acaban de morir en el matadero al que están destinados. La guerra es filmada por Berger como un lugar en el que no existe el respiro, en el peligro inesperado es la constante. La película exhibe escenas impresionantes, como la del ataque de los tanques de los Aliados, pero también alterna algunos necesarios momentos de descanso en los que los soldados reflexionan sobre su destino, como seguramente estarán haciendo ahora mismo esos jóvenes ucranianos que han sido movilizados de un día para otro para afrontar el más terrible de los destinos. Nunca está de más que se nos recuerde lo que es la guerra y que el patriotismo es el último refugio de los canallas.
P: 8
Comencé a ver esa película y no puedo hablar mucho porque debo verla completa, pero hay algo que me pareció un poco irreal y es eso de que los jóvenes fuesen son ese entusiasmo, siendo que ya era algo así como el segundo ano de guerra. No me creo eso de que la sociedad alemana, a esas alturas, todavía ignorara lo que en realidad era la guerra. Eso sin contar que los civiles en retaguardia lo estaban pasando mal.
ResponderEliminarEn cualquier caso, creo que en la novela se mostraba así también, cómo los profesores y la sociedad en general manipulaban a los jóvenes para que fueran los héroes que terminaran con la guerra. Las noticias llegarían muy censuradas y las dificultades de la retaguardia serían presentaras como sacrificios en pos de la victoria. Quizá en los últimos años toda esta fachada se desmoronaría, pero seguramente en esa época todavía se podía sostener.
ResponderEliminar