Una puesta al día memorable del clásico de Carlo Collodi. Guillermo del Toro traslada la historia de Pinocho a los años del fascismo y le añade un toque siniestro, con referencias a Frankenstein, de Mary Shelley. Además, durante la primera parte de la película nos permite conocer muy bien al hijo desaparecido - en circunstancias muy trágicas - del maestro Geppetto, una muerte que éste no acepta bajo ninguna circunstancia y que motivará, en una noche de borrachera, la creación de un sustituto de madera. Pinocho aparece como un ser anárquico, fascinado por un mundo en el que todo le es desconocido y desconocedor de su papel en el mismo, por lo que el resto de la película es la narración de su aprendizaje y su enfrentamiento directo e ingenuo con la sociedad fascista que quisiera hacer de él un soldado perfecto y contra el capitalismo salvaje, representado por el empresario del circo, que quiere explotar sus habilidades a toda costa. La técnica de animación stop motion consigue una estética muy adecuada al tono entre siniestro y esperanzador del relato. Con esta obra se prueba que los clásicos siempre pueden ser reinterpretados y adaptados al espíritu de cualquier época.
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Estoy por verla. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn abrazo