Aunque los hechos que se narran en esta miniserie sucedieron hace menos de treinta años, parece que al asomarnos a los mismos estuviéramos contemplando una era remota en la que internet estaba en pañales y la mayoría de la gente apenas conocía las inmensas posibilidades - para lo bueno y para lo malo - que pronto desarrollaría a nivel mundial el nuevo medio de comunicación y cómo acabaría cambiando los modelos de relaciones sociales. Y por eso, más allá del presunto morbo de la cinta sexual que protagonizaron estos dos famosos de la época, es importante lo que se narra en Pam & Tommy: nada menos que el primer escándalo que se difundió entre millones de personas gracias a la red. Es el personaje del carpintero despechado el gran visionario que intuye las ganancias que puede reportarle la difusión de la cinta robada, pero que es incapaz de prever que su gran negocio se volverá rápidamente contra él como si hubiera lanzado al aire un boomerang incontrolable. La serie se sustenta también en el magnífico trabajo de sus protagonistas, que encarnan de manera sublime a aquellos dos personajes ricos, famosos y caprichosos. Pamela Anderson era el sueño erótico de millones de adolescentes - y no tan adolescentes - gracias a su papel en Los vigilantes de la playa. Tommy Lee era un músico triunfador epítome del hombre alfa y malote. Ambos sufrieron un flechazo nada más conocerse - eran tal para cual - y se casaron de inmediato, empezando una existencia común tan banal como necesitada de estímulos inmediatos. Luego hubo un oscuro episodio de maltrato en el que la serie, con todo acierto, no entra, puesto que se centra en desarrollar el episodio que nos ocupa, el primer escándalo a nivel global que avisaba del verdadero significado que iba a desarrollar posteriormente el término viral aplicado a las redes sociales.
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