Nicomedes Gutiérrez, médico rural, es un hombre extremadamente ordenado, hasta el punto de que se le ocurre comprar un bloc para anotar y planificar todos los aspectos de su vida, incluidas su pedida de mano y su matrimonio. Tras conseguir realizar lo primero con éxito y ante la expectativa de lo segundo, decide que su carácter tan serio y formal necesita una dosis de desenfreno. Para ello, y con todo rigor científico, se va unas semanas a Madrid para que sus antiguas amistades le enseñen la técnica de correrse juergas nocturnas, consiguiendo gran éxito entre las damas. La vida en un bloc es una película curiosa y tiene varios aspectos que la califican como una rara avis en el cine español de la época, ya que coloca a Alberto Closas en el papel de una especie de Cary Grant castizo que le coge gusto a la vida disoluta. Tanto, que cuando empieza su existencia matrimonial, echa de menos sus días madrileños. Buenas dosis de surrealismo adornan una película muy entretenida y un tanto subversiva con sus tímidos ataques a la institución matrimonial. Un precedente elegante de cineastas como Javier Fesser.
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