La primera colaboración entre Anthony Mann y James Stewart fue este magnífico western que basa su gran atractivo en la originalidad de su argumento: la historia de un rifle - un winchester, el arma más deseada del Oeste - que va pasando de mano en mano hasta terminar, como buen relato circular, en las manos de su primer propietario, aquel que lo ganó legítimamente en un concurso. En el camino conocemos a todo tipo de personajes, pero lo que verdaderamente importa es la misteriosa querella que McAdam sostiene con el hombre que le roba el rifle al principio del film. Antes de que esto ocurra, ya hemos contemplado que, bajo la mirada del mítico Wyatt Earp, sus conversaciones destilan auténtico veneno. El duelo final entre ambos queda como una de las escenas más memorables de la historia de ese género tan inagotable que es el western de la edad dorada del cine.
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