La historia de la literatura poco tiene que ver con la que nos enseñaron en el instituto, llena de nombres, fechas y estilos literarios, en un afán por clasificar a los autores que dejaba poco espacio a la imaginación, precisamente la principal fuente de la creación literaria. Y cualquiera que se acerque a los libros sabe que esto dista mucho de ser cierto. Hay influencias entre escritores, sí, pero cada uno de ellos es un universo y sus mismos escritos a veces parecen concebidos por personas distintas:
"La Literatura entra en la categoría de lo singular y obedece sus leyes. Esto es válido tanto por lo que se refiere a la subjetividad creadora, como a la singularidad de forma y contenido. Trata siempre las cosas excepcionales. Han fracasado ante esta conjunción de principios todos los llamamientos político-culturales que la han invitado a tratar existencias cotidianas y normales apenas rotas."
Por eso siempre es interesante acercarse a la historia de los heterodoxos, de aquellos que no se han sentido cómodos en las posiciones que la sociedad les tenía asignadas y se han sentido, ya sea de manera oculta o abiertamente, al margen del pensamiento predominante. Porque la mujer, el homosexual y el judío, como modelos simbólicos han sido siempre sospechosos cuando han intentado interpretar un papel que no es el suyo. Pero la mejor literatura es siempre rebelde. Muchas de las obras más interesantes son las que se escriben desde la posición del sufriente, del que solo puede alzar su grito oprimido a través de la escritura. Mujeres que luchan por relegarse del papel secundario al que todavía hoy está condenada en muchos ámbitos. Homosexuales que debían ocultar sus impulsos, no ya por evitar el desprestigio social, sino, durante mucho tiempo, para salvaguardar sus propia vida. Y judíos siempre sospechosos, preservadores de una cultura propia, nido de intelectuales, perseguidos hasta lo indecible, supervivientes del mayor genocidio de la historia, aquel que dificultó la escritura de poesía.
Leyendo esta Historia maldita de la literatura, me acerco a la vida oculta de gran número de escritores, olvidados o reconocidos por el gran público. Una de las más interesantes es la de Hans Christian Andersen, que fue un homosexual reprimido y clandestino y que narró sus frustraciones en forma de cuentos infantiles:
"Hans Christian Andersen, tras muchos intentos decepcionantes, hubo de llegar a su identidad como autor no al describir la desgracia y la felicidad, sino la incurable marginación de la sirenita, del soldadito de plomo mal fundido, del cisne en el estanque de los patos, que ha de vivir en un estanque de patos en el que no se reconoce a los cisnes como a una especie superior. De forma que el escándalo está siempre al acecho y puede ser provocado por un niño que ve al rey desnudo."
A pesar de su indudable interés, el libro de Hans Mayer falla en algo esencial: es demasiado académico donde debería ser divulgativo, quizá porque esa era la práctica más habitual en el momento en el que fue escrito. Hoy un volumen con esta temática se hubiera enfocado desde un punto de vista más atractivo, sin necesidad de perder rigor argumentativo. Algunos artículos parecen orientados a un tipo de lector erudito y uno tiene que estar consultando nombres y términos para no perder el hilo del relato, algo en parte comprensible cuando se intenta acceder a la esencia más recóndita de algunos literatos. En cualquier caso, para mí ha supuesto un instrumento muy valioso para la preparación de textos del día contra la homofobia.
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