“Erase una vez una librería…” Así comienzan la mayoría de los cuentos de hadas, esos que los abuelos todavía cuentan a los niños. Cuentos que un su concepción original solían ser crueles, pero que nuestra sociedad ha ido edulcorando, para adaptarlos a nuestra sensibilidad. Pero nosotros no traemos a este foro un cuento de hadas, sino un relato realista, el relato de algo que al principio fue un sueño y que el esfuerzo de un grupo de personas ha convertido en una espléndida realidad.
Más libros libres parte de una sencilla idea de Alberto Medina, que se hizo realidad gracias a sus esfuerzos combinados con los de la Asociación de Vecinos de Cruz de Humilladero y unos pocos voluntarios: fundar un espacio donde los libros estuvieran tan cercanos a la gente, que ésta podría entrar en un local acogedor, pasear entre ellos y llevarlos a casa gratuitamente. ¿En serio, gratuitamente? Sí, y sin compromisos de devolución. Si existe un flechazo entre un futuro lector y un libro, lo mejor es que ambos prueben a convivir juntos en una relación sin fecha de caducidad. No estoy diciendo con esto que Más libros libres se asemeje a una agencia matrimonial, más bien se acercaría a la acertada definición de Ramón Gómez de la Serna: “Una librería es un andamiaje que se adquiere para edificar el futuro.”
Y es del futuro de lo que estamos hablando, sí, en una
ciudad con unas aterradoras carencias culturales. Y es bueno que se diga en un
foro como éste, de manera contundente y a la vez serena: Málaga necesita
urgentemente que las administraciones se impliquen en la vida cultural de los
barrios, que apoyen iniciativas como ésta, que hablan de tú a tú al ciudadano e
intentan estimular su entusiasmo en el que quizá sea el más extraordinario
invento del ser humano: la lectura. Pero Jorge Luis Borges lo expresó mucho
mejor hace algunas décadas: “De los
diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro;
todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de
la imaginación y la memoria.”
Extender la imaginación y la memoria. ¿Pueden ustedes
concebir una ocupación más apasionante? También nuestras maravillosas
bibliotecas se ocupan de esta labor desde hace muchos años claro. Pero, como
hemos apuntado nosotros favorecemos una relación más duradera entre libro y
lector, estimulando en éste un vago sentimiento fetichista de posesión. Porque
es bueno que en todos los hogares exista un pequeño espacio dedicado a una
humilde biblioteca. Tampoco pretendemos que nadie llegue a los extremos de un
visir persa del siglo X, que con el fin de no separarse de su colección de
117.000 volúmenes cuando viajaba, hacía que se los transportaran en una caravana de cuatrocientos camellos adiestrados
para marchar en orden alfabético.
“Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”, dejó dicho hace
siglos el romano Cicerón. Que los niños crezcan rodeados de libros y se
acostumbren desde pequeños a su presencia, estimulando de manera natural su
curiosidad, que es la madre del conocimiento. Decía Juan Carlos Onetti,
haciendo uso de una fina ironía: “Mala
cosa fomentar la afición a la lectura entre los niños. Cuando los jóvenes
lectores sean mayores estarán indefensos ante la vida, que es ágrafa,
analfabeta y audiovisual.”
Cuánta razón tenía el viejo Onetti. A los voluntarios nos
gusta especialmente observar a los niños que entran en la librería tímidamente,
de la mano de sus padres y miran fascinados hacia las estanterías dedicadas a
la literatura infantil. Contemplar la forja de futuros lectores es la mejor
remuneración a nuestro trabajo voluntario. Quien se aficiona desde pequeño a
los libros se convertirá luego en un ciudadano crítico, capaz de pensamientos
complejos, que no atenderá solo a los seductores requerimientos de los medios
audiovisuales, impidiendo así lo que Javier Marías denomina, en un reciente
artículo publicado en el diario El País,
aletargamiento de las sociedades. La
persona que lee habitualmente, difícilmente va a ser engañada por el poder.
En Más libros libres
nos mueve el altruismo, pero también la pasión secreta de pasar tardes rodeados
de libros, acogiendo la llegada de nuevos volúmenes, despidiendo a otros, a los
que el azar ha otorgado un nuevo lector, con el que quizá inicie una relación
larga y fructífera. Hablamos aquí de democracia local ¿qué puede ser más
democrático que poner los libros a disposición del ciudadano? Colaboramos con
bibliotecas, con librerías, con instituciones y con ciudadanos anónimos en esta
misión que creemos imprescindible en la sociedad actual. Hacemos un humilde
llamamiento a aquellas personas que quieran incorporarse como voluntarios, a
aquellos que quieran donar libros (cualquier libro vale, ya que nosotros seguimos
a rajatabla esa máxima del sabio Cervantes que dice que “no hay libro tan malo que no contenga algo bueno”), a aquellos
que tengan algún local libre y quieran cedérnoslo por un precio simbólico… Pero sobre todo queremos que nos visiten, que
nos conozcan, que hablen de nosotros a sus amigos y familiares y estos a su vez
también vengan a vernos.
Porque, y esto también es importante decirlo, Más libros libres no se conforma con ser
una librería. Es también una asociación cultural que fomenta el contacto entre
personas amantes de la letra impresa a través de la organización de clubes de
lectura, de talleres de escritura, de conferencias, haciendo acto de presencia
en todo tipo de actos, en mercadillos… Llevando los libros a la calle, en suma
y haciendo trizas la idea de que la lectura es únicamente un acto individual. Que
Málaga se llene de nuevos lectores, que gocen de la experiencia de vivir otras
vidas, que sean por unas horas Alonso Quijano, Robinson Crusoe o Madame Bovary.
Y al vivir otras vidas y sentir nuevas emociones, que se desarrolle su
sentimiento de empatía, algo que es imprescindible para mejorar la cohesión
social. Que los libros amortigüen la crisis que estamos padeciendo. Como decía
Stendhal: “No hay desgracia en el mundo,
por grande que sea, que un libro no ayude a soportar”.
Érase una vez una librería. Se llamaba Más libros libres. Y de este relato, surgieron infinitas historias.
Mi admiración creciente Miguel Ángel. Los libros, si no siempre entendidos siempre abiertos, nos harán más libres.
ResponderEliminarCuidado con los libros como nos dice García Lorca en su obra “El maleficio de la mariposa”:
…/por eso yo os suplico a todos que no dejéis nunca libros de versos en las praderas, porque podéis causar mucha desolación entre los insectos. La poesía que pregunta por qué se corren las estrellas es muy dañina para las almas sin abrir… Inútil es deciros que el enamorado bichito se murió./
A causa del flechazo…
Muchísimas gracias, Juan de Dios. La aportación de García Lorca, impagable.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, compañero.
Háganse socios de "Más libros libres"!
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