La historia sobre la concepción de El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde es muy conocida. Según contaba el propio Stevenson, una de sus más importantes fuentes de inspiración eran una especie de duencillos nocturnos que intervenían en sus sueños. Una noche estaba teniendo una pesadilla y su mujer lo despertó. Él se enfadó muchísimo, porque estaba viviendo una historia muy interesante, digna de un gran relato de terror:
"...hacía mucho tiempo que estaba intentando escribir un cuento sobre el sentido profundo del doble ser del hombre. (...) Por dos días estuve exprimiéndome el cerebro para dar con alguna suerte de trama; y a la segunda noche soñé la escena de la ventana y la escena, posteriormente escindida en dos, en la que Hyde, perseguido por algún crimen, bebe la pócima..."
No obstante, con este par de imágenes que retuvo del sueño, empezó a hilvanar la novela que nos ocupa, mientras estaba enfermo en la cama. La primera versión del texto fue quemada por el propio Stevenson ante las críticas de su mujer, que echaba de menos el elemento simbólico en el mismo. La segunda versión, la que todos conocemos, fue escrita en tres días y obtuvo el visto bueno de su esposa. Aunque en las primeras semanas no tuvo éxito, una crítica muy favorable en el Times disparó las ventas y la fama de Stevenson acabó llegando a Estados Unidos, donde incluso se montó una versión teatral de la novela. Este fue el inicio de los cientos de versiones, tanto teatrales como cinematográficas que se han realizado de la obra y que tanto han ayudado a divulgarla a la vez que la despojaban, en más de una ocasión, de su auténtico espíritu.
Lo mejor es comenzar a leer El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde sin ideas preconcebidas, como si fuera la primera vez que tenemos noticia de estos personajes. Los primeros capítulos de la novela nos introducen de forma magistral en un misterio, para, una vez que éste se ha resuelto, dedicar los dos últimos a sendas crónicas subjetivas: la del doctor Lanyon y la del propio doctor Jekyll, en un tono mucho más reflexivo y filosófico. Entre las muchas interpretaciones que ha tenido la novela de Stevenson la más evidente - avalada por el propio autor - es que se trata de una metáfora del dualismo humano, un elemento siempre presente en nuestra naturaleza. El doctor Jekyll es un médico reconocido, de conducta intachable, pero que tiene deseos ocultos y reprimidos. A través de sus investigaciones consigue fabricar un compuesto químico que le permite transformarse en una versión amoral de sí mismo: Hyde. Hyde, mucho más pequeño que Jekyll es un ser de aspecto repulsivo a través del cual, el doctor da rienda suelta a esos placeres inconfesables sin tener luego remordimientos por haber experimentado lo prohibido. No obstante, en un determinado momento, llegará a no controlar su dualidad y tendrá que elegir entre la existencia como uno u otro ser. Stevenson refleja ese instante magistralmente:
"Me percaté de que tenía que elegir entre uno y otro. Mis dos naturalezas tenían la memoria en común, pero todas las demás facultades estaban en su mayoría desigualmente repartidas entre ambas. Jeckyll (que era un compuesto), ora con la más exquisita aprehensión, ora con voraz deleite, proyectaba y compartía los placeres y aventuras de Hyde; pero a Hyde le era Jekyll indiferente, o sólo se acordaba de él como recuerda el bandido del monte la caverna en que se oculta de sus perseguidores. El interés de Jekyll era más grande que el de un padre; la indiferencia de Hyde era más grande que la de un hijo."
¿Es el doctor Jekyll un ser moral y bondadoso que se deja arrastrar por la tentación? Veamos lo que opina Vladimir Nabokov al respecto en su Curso de literatura europea:
"¿Es bueno Jekyll? No; es un ser compuesto, una mezcla del bien y del mal, un preparado consistente en un noventa y nueve por ciento de "jekyllina" y en uno por ciento de Hyde (...) así, en cierto modo, Mr. Hyde sería un parásito del doctor Jekyll... (...) La moral de Jekyll es escasa desde el punto de vista victoriano. Se trata de un ser hipócrita que oculta con esmero sus pequeños pecados. Es vengativo, pues no perdona al doctor Lanyon, con quien discrepa en cuestiones científicas. Es temerario. Tiene a Hyde mezclado con él, dentro de él. De este doctor Jekyll, mezcla de bien y de mal, el mal puede ser separado en forma de Hyde, que es un precipitado de mal puro, precipitado en el sentido químico, dado que algo del componente Jekyll permanece en estado latente, para horrorizarse de Hyde cuando Hyde entra en acción."
Así pues, Jekyll es un ser tan imperfecto como todos nosotros. Tiene una parte de naturaleza maligna - mínima - que logra concentrar en un solo ser, Hyde que, este sí, es mal puro. Se me ocurren muchos ejemplos semejantes de vidas intachables que ocultan el mal puro: santos religiosos que por las noches abusan de niños, políticos intachables con cuentas bancarias en Suiza, perfectos padres de familia que maltratan a sus mujeres... Es ideal que el relato de Stevenson se enmarque en la sociedad victoriana, dominada por unos valores puritanos a los que solo hay que rascar la superficie para descubrir su verdadera naturaleza. Esto nos puede remitir a interpretaciones un poco menos conocidas de la novela, que entroncan con el pensamiento marxista: Jekyll sería el representante de una clase burguesa que no se siente responsable del desamparo en el que viven las clases inferiores, representadas por un Hyde que es poco más que un animal, es decir un ser primitivo que no puede dominar sus instintos. Aunque Hyde es hijo de Jekyll, este niega que él tenga algo que ver en sus malas acciones, aunque lo utilice para procurarse una mejor vida sin mancharse personalmente las manos.
La novela de Stevenson tuvo grandes admiradores desde el mismo momento de su publicación: Gilbert K. Chesterton, Henry James, Vladimir Nabokov, Oscar Wilde... Puede rastraerse su influencia en numerosas obras posteriores, como en La metamorfosis, de Franz Kafka, cuyo comienzo nos remite a la escena en la que Jekyll se despierta en su cama y se horroriza cuando comprueba que sigue transformado en Hyde... Además en otros muchos aspectos El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde es hija de su época, una época en la que asistimos al nacimiento de la psicología como ciencia, en la que la lucha obrera está en plena ebullición, una época de luces y sombras, de grandes descubrimientos científicos y de enormes desigualdades sociales. Pero, sobre todo nos sirve como espejo de un tema que sigue de actualidad en nuestro tiempo: la doble moral.
Es curioso que en su momento se criticó la novela por su supuesta falta de originalidad...
ResponderEliminarDesconocía ese dato. ¿A qué novelas anteriores se asemejaba?
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