lunes, 12 de diciembre de 2011

EDIPO REY, EDIPO EN COLONO Y ANTÍGONA, DE SÓFOCLES.


Ya que tenía que leer "Antígona", me puse a la tarea fascinante de leer el resto de la producción que se conserva de Sófocles (sólo siete tragedias de las apróximadamente ciento treinta que se estima escribió). Son obras de plena actualidad, que nos hablan de conflictos y sentimientos humanos que se pueden extrapolar a la actualidad. Aquí el artículo:

La vida de Sófocles abarca el siglo V antes de Cristo casi en su totalidad. Según Plutarco su primer éxito se debió a su triunfo frente a Esquilo a los veintiocho años en el concurso anual de trágicos. A partir de aquí no dejó de escribir tragedias. Sólo conservamos siete enteras, de las apróximadamente ciento treinta que constan en su producción. Su ideología siempre osciló entre la tradición y la novedosa democracia. Como ciudadano de Atenas, Sófocles prestó importantes servicios políticos y militares, encargos que nos hablan de su prestigio personal, como cuando obtuvo un mando militar en la batalla de Samos (parece ser que como recompensa por su tragedia Antígona). El autor ateniense se relacionó con las figuras más relevantes de la época, como el historiador Heródoto o Pericles.

En el arte de la tragedia Sófocles fue un innovador. La tradición del teatro de Esquilo imponía que sólo hubiera dos actores sobre el escenario, dando gran importancia a los mensajes del coro. Sófocles introduciría un tercer actor, humanizando así la acción dramática. Aunque aquí todavía los dioses y el destino tienen una importancia capital, el espectador se puede identificar con los personajes, potenciando así el efecto dramático. El teatro griego trata de tradiciones que el público ya conocía en su mayoría, pero los espectadores participaban de su forma ritual casi como si de una ceremonia religiosa se tratara.

La historia de Edipo es toda una institución de la cultura occidental. Edipo fue engendrado por Yocasta en Tebas. Su esposo, Layo había tenido noticia de una profecía que decía que sería asesinado por su hijo. Para evitar su cumplimiento, lesionó los pies de Edipo y lo entregó a un pastor para que lo abandonara, pero el niño sobrevivió y fue entregado a los reyes de Corinto, donde, unos años después, tuvo noticia de la profecía. Además, el oráculo de Delfos le aseguró que no sólo mataría a su padre, sino que también se desposaría con su propia madre. Horrorizado ante estos augurios, Edipo abandonó Corinto, creyendo que se alejaba de sus padres adoptivos.En su viaje, encontró a su auténtico padre en una encrucijada, tuvieron una discusión de tráfico y acabó matándolo en una pelea. La primera parte de la profecía estaba cumplida, sin saberlo su protagonista.

Más tarde, Edipo llegó a Tebas, que en aquel tiempo se encontraba asolada por una terrible Esfinge, a la que sólo se podía vencer acertando sus enigmas. Al acabar con ella, Edipo demuestra agudeza y nobleza, por lo que es premiado con el nombramiento de rey de Tebas, casándose con la viuda del rey anterior, Yocasta, su propia madre. En este punto comienza uno de las tragedias que dedicó Sófocles a la figura trágica de Edipo, Edipo rey.

Edipo Rey constituía para Aristóteles la tragedia ideal. El protagonista es una víctima inocente por sus acciones, pero declarada culpable por el destino. Es de destacar para el lector (y sobre todo para el espectador de la obra), que conoce de sobra la historia, la técnica que utiliza Sófocles, consiguiendo cada vez un clima más asfixiante, de irle revelando a Edipo poco a poco la terrible verdad, que ha infringido las más elementales leyes de la naturaleza, aún de forma inconsciente y que su crimen es abominable y debe ser castigado. Todo es más trágico aún si cabe en cuanto que Edipo es un ser inteligente y bondadoso que de pronto se encuentra en una situación ignomiosa. De rey de una ciudad, respetado por sus súbditos, pasa a ser un mendigo ciego, puesto que él mismo se ha arrancado los ojos para no ver tanta desgracia. Freud aprovechó este argumento para elaborar su teoría denominada complejo de Edipo, que consiste en el sentimiento inconsciente infantil de querer matar al padre y mantener una relación sexual con la madre.

Edipo en Colono fue la última obra de Sófocles. Un Edipo ya anciano que vagabundea acompañado por su hija Antígona. Es conmovedor como se expresa ante el coro a su llegada al bosque de Colono, en las afueras de Atenas:

"Cargué con una infamia, forasteros, cargué con ella, sin querer, ¡testigo de ello sea dios! Nada hay en todo ello que eligiera mi propia voluntad."

Edipo se ha convertido en un ser errante, casi en un Caín cuya culpa venía anunciada desde antes de nacer. Pero en esta obra va a tener oportunidad de redimirse después de años de sufrimiento, no sin antes maldecir a sus propios hijos, que vuelven a él después de tanto tiempo atraidos por la profecía de que ganaría el poder en la ciudad de Tebas quien tuviera a Edipo a su lado. Junto con una profunda reflexión sobre la vejez, en Edipo en Colono se aprecia el amor de Sófocles por Atenas, en cuyo suelo será enterrado un Edipo que por fin puede descansar de sus trabajos en paz con los dioses.

En Antígona la protagonista es la hija de Edipo y el conflicto se encuentra en la preponderancia de las leyes humanas o las sagradas. Ante la muerte de sus hermanos, que se han asesinado mutuamente en su lucha por gobernar la ciudad, el nuevo dirigente, Creonte, decide que Polinices, que ha atacado Tebas ayudado de un ejército extranjero no sea enterrado y sea dejado como alimento a las alimañas. Antígona pondrá en peligro su propia vida por dar una sepultura digna a su hermano. El tema recuerda poderosamente a las reivindicaciones de los familiares de los represaliados del bando republicano en la Guerra Civil, actualmente enterrados en cunetas y fosas comunes. Es admirable la humanidad que Sófocles otorga a sus personajes. Hemón el hijo de Creonte, intenta convencer a su padre de que actua injustamente a través del raciocinio, mezclando sus palabras con amor filial.

Sófocles es un autor de plena actualidad. A él se puede acudir para que ilumine muchos conflictos contemporáneos. Suyo es este párrafo de Antígona que prueba que veinticinco siglos después, el ser humano no ha cambiado tanto:

"(...) porque ninguna mala institución germinó entre los hombres como el dinero: éste destruye las ciudades, éste hace salir a los hombres de sus casas, éste trastoca las mentes honestas de los mortales y las enseña a dedicarse a asuntos vergonzantes, y a los hombres descubrió el obrar con maldad y el saber hacer toda clase de acciones impías. Y cuantos movidos por la recompensa llevan a cabo cosas tales, con el tiempo terminan por pagar su castigo."

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