miércoles, 14 de septiembre de 2011

SOLO ANTE EL PELIGRO (1952), DE FRED ZINNEMANN. EL MÁS VALIENTE ENTRE MIL.


La de Gary Cooper paseando por el pequeño pueblo del que todavía es sheriff mientras espera la llegada del tren en el que viaja el enemigo que se la tiene jurada es una de las imágenes icónicas del cine. El actor sabe transmitir perfectamente los sentimientos de su personaje: un hombre atrapado entre el miedo y su sentido del deber, que opta por este último, aún a sabiendas de que probablemente morirá, pues su enemigo va a estar flanqueado por otros tres pistoleros.

Pero Kane no se deja llevar por el pánico: ha sido durante años un servidor de la ley ejemplar e intenta que los habitantes le ayuden en su cometido. Alguno pretende hacerlo, pero se acobarda cuando advierte que van a estar en minoría. Otros, como el ayudante del sheriff, son mucho más mezquinos e intentan aprovechar la situación para sacar réditos personales.

Para que la situación sea aún más dramática, Zinnemann hace que su personaje acabe de casarse con una esposa cuáquera, que pretende que su marido siga sus pasos de rechazo absoluto a la violencia. La película está rodada para que su metraje coincida con el tiempo que transcurre desde la boda hasta el duelo final (menos de hora y media) y la presencia continua de relojes recuerdan continuamente al espectador los minutos que restan para que llegue el tren, añadiendo cada vez más tensión a la historia, que se refleja dramáticamente en el rostro de un personaje al que todos abandonan, pero que se mantiene firme en su decisión.

El duelo final está rodado primorosamente. El silencio es solo roto por las balas, nada de palabras. El final es amargo, muy amargo. Parece ser que Howard Hawks rodó "Río Bravo" en respuesta al mensaje de esta película. Para él, el sheriff no tenía por qué ir pidiendo ayuda a gente inexperta. Los disparos eran solo para los profesionales.

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