domingo, 18 de abril de 2010

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. EL RETORNO DEL REY (2003), DE PETER JACKSON. LA MADRE DE TODAS LAS BATALLAS.


La consumación del triunfo cinematográfico de Peter Jackson en su empeño por llevar a imágenes la trilogía de Tolkien culminó en esta premiadísima cinta, la más espectacular de las tres y donde el director pone toda la carne en el asador para, al igual que hizo el escritor en su día, rematar una historia tan compleja del modo más coherente.

Aquí ya conocemos de sobra a los personajes, sus pensamientos y motivaciones, cada cual ha acumulado amplias experiencias en las películas anteriores, pero la prueba final las va a superar a todas.

Si bien en las anteriores partes había un gran espacio para la reflexión, en ésta las continuas y espectaculares batallas dominan el conjunto, tanto que podrían llegar a agotar al espectador, que no sabe a veces donde posar su mirada ante tantas acciones decisivas narradas al mismo tiempo. No obstante, la grandiosidad de las escenas compensa su larga duración y la aventura en solitario de Frodo con su guía Gollum resulta el contrapunto perfecto a las grandes escenas de masas.

Precisamente Gollum protagoniza la que para mí es la mejor escena de la película y quizá de la trilogía. Es la que abre esta tercera parte, donde se nos muestra todavía con su aspecto hobbit, mucho tiempo antes de que sucedan estos hechos, en el momento en que encuentra el anillo en un desafortunado día de pesca y comete el asesinato que le va a convertir en un paria, como si llevara la marca de Caín.

Recomiendo fervientemente hacer lo mismo que yo y ver las tres películas seguidas (una cada día, que tampoco hay que abusar del sedentarismo) en sus versiones extendidas y disfrutarlas tal y como fueron concebidas: como una obra unitaria. Me hubiera gustado releer el libro antes, pero para eso sí que hace falta un tiempo del que ahora no dispongo.

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