sábado, 10 de abril de 2010

EL CABANYAL: LA LUCHA POR LA DIGNIDAD.


Ahí lo tienen: la policía nacional y la municipal luchando codo con codo de manera heroica contra unos peligrosos subversivos que se oponen nada menos que a la sacrosanta voluntad de dos políticos tan honestos como Francisco Camps y Rita Barberá.

Lo cierto es que personalmente detecto una anomalía en esa foto. El tema de las competencias del Estado, Comunidades Autónomas, Municipios, Provincias u otros entes es complicado. Cualquier estudiante de derecho u opositor lo sabe de sobra. Pero siempre he tenido bastante claro que a la Policía Nacional la dirige el Gobierno Central. Y se supone que el Gobierno se opone al plan "urbanístico" orquestado por el PP valenciano. Pero ahí está, ayudando a desalojar a palos a los vecinos que molestan el trabajo de la excavadoras. Un misterio que espero que nos aclaren pronto.

Lo cierto es que parecía que lo único bueno de esta terrible crisis es que se iba a acabar, al menos de momento, con la especulación inmobiliaria. Pero parece que la rapacidad de algunos no tiene límites. No estamos hablando de un conjunto de casas en ruinas, sino de un barrio de gran tradición, protegido como bien de interés cultural, habitado por vecinos que han vivido allí toda la vida y no están dispuestos a dejar sus casas y afrontar una nueva vida con la miserable compensación que se les ofrece.

La operación suele ser siempre la misma: el ayuntamiento abandona un barrio, deja de prestar en él los servicios esenciales, deja que se convierta poco a poco en un foco de marginalidad y delincuencia y luego apela al buen sentido para derribarlo en nombre de la modernidad. Pero lo cierto es que en esta ocasión parece que no les ha salido bien la jugada: los vecinos, con una dignidad que ciertos políticos no han conocido en la vida, han salido a la calle a defender lo que es suyo y, en cierta medida, nos están defendiendo a todos, dando ejemplo de como se hace frente a unos canallas especuladores y poniendo en valor una arquitectura popular que cumplía una función estética muy agradable, aparte de servir de vivienda. Los edificios de hoy día suelen ser funcionales y dañinos a la vista.

En Málaga hemos conocido un par de casos similares al de El Cabanyal, solo que aquí ningún vecino se ha movilizado para defender el patrimonio. ¿Qué queda al final de todo esto? Pues una ciudad impersonal, sin señas de identidad que condena a la marginalidad a los vecinos que no pueden afrontar los escandalosos precios de la vivienda moderna.

Todo tiene que ver. Parece como sí, una vez que se ha hecho público el sumario del caso Gürtel, ante la catarata de pruebas que los involucran en esta apestosa trama, los políticos del PP solo supieran defenderse a través del ataque. Es como si Rita Barberá y Francisco Camps condujeran personalmente las excavadoras que penetran en el pasillo que va dejando libre la policía, tratando de hacer el mayor daño posible antes de su caída.

2 comentarios:

  1. Miguel, como siempre tu artículo enfoca una situación muy actual de forma humana.
    Excelente.

    Saludos
    L;)

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  2. Muchas gracias, Loli, me alegro de que te haya gustado.

    Cordiales saludos.

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