En este mundo repleto de rupturas de pareja y de divorcios, la situación en la que quedan los hijos tras una situación así, es ciertamente complicada, puesto que empiezan a compartir su tiempo con dos familias diferentes. En esta película el conflicto viene de la necesidad de Paula, la nueva pareja de Raúl, de desarrollar su afectividad por un hijo que no es suyo biológicamente. Ambos se llevan muy bien y se quieren, pero ella sabe que en cierto modo es una intrusa en la búsqueda de cariño por parte del niño. Lo que podría haber sido una historia interesante se convierte en un drama en el que los personajes no evolucionan, pues parecen afectados por un eterno bucle de amargura. Lo cierto es que ciertos aspectos de la vida moderna fomentan estos sentimientos: la esclavitud laboral, la falta de horizontes y las difíciles relaciones con su expareja hacen de Raúl un ser amargado. Tras el verano (título que hace referencia a la melancolía que produce el fin de las vacaciones y la vuelta a la terrible rutina) desarrolla estos temas de forma insatisfactoria, de manera bastante aburrida y repetitiva y no ofrece muchos incentivos al espectador para hacer llevadera esta historia que cuenta con un buen planteamiento, pero que carece de buen nudo y desenlace.
P: 3

No hay comentarios:
Publicar un comentario