martes, 15 de abril de 2025

LA ERA DE LA REVANCHA (2025), DE ANDREA RIZZI. TIEMPO DE INCERTIDUMBRES.

Este es un libro de urgencia, escrito a la luz de los últimos e inquietantes movimientos globales que están acabando con el orden mundial instaurado después de la Segunda Guerra Mundial, una tendencia que parece consolidarse con la irrupción de un líder en Estados Unidos como Donald Trump. Y es que estamos en el tiempo de una tormenta perfecta protagonizada por una serie de factores disruptivos, cisnes negros que podían no ser previsibles hace algunos años, pero que protagonizan, queramos o no, el mundo de hoy. Por un lado está la puesta en peligro de la hasta ahora incuestionable hegemonía de Estados Unidos en favor de una China que ha estado esperando pacientemente su momento y que puede hablar de tú a tú a los americanos en la incierta guerra arancelaria recientemente lanzada por Trump. Por otro el auge de fuerzas populistas en un occidente que no ha sabido dar respuesta al descontento creciente de sus ciudadanos. Todo ello sazonado con un peligro de guerra en Europa que está llevando al rápido rearme de los Estados de la Unión, una vez que Estados Unidos parece desentenderse de sus compromisos tradicionales en materia de Defensa.

En estas aguas turbulentas China y Rusia buscan recuperar sus posiciones perdidas. Quizá China de una manera bastante más inteligente, pues se ha dedicado las últimas décadas a establecer un poderío económico desmesurado y a ejercitar una especie de poder blando (no tan blando, si lo miramos de cerca) que está seduciendo a líderes como Pedro Sánchez, que lidera al acercamiento de la Unión Europea a este país como alternativa a los desplantes de Donald Trump. Por otro lado Rusia utiliza la fuerza de una manera tradicional y, parece ser, bastante desastrosa para sus intereses, puesto que el país sufre un brutal desgaste y debe canalizar sus recursos a intentar doblegar la heroica resistencia ucraniana frente a su intolerable agresión de hace tres años. En toda esta vorágine, el prestigio de la democracia, que en los años noventa parecía el único sistema posible para que cualquier país progresara, se devalúa y es puesto en cuestión por muchos ciudadanos que han visto degradarse sus espectativas económicas y sociales en los últimos años:

"Es el descontento de los desfavorecidos en la era de la globalización, de las asombrosas revoluciones tecnológicas, del cambio climático, de un sistema que ha producido deslocalización de empleos manufactureros estables, presión salarial a la baja por la competencia de otros mercados, dificultad para acceder a la vivienda, exigencia de adaptación a transiciones complicadas.

Es también la disconformidad de muchos con los cambios sociales del mundo contemporáneo, sobre todo con los flujos migratorios y el avance hacia la igualdad de las mujeres o de las minorías. Aunque este rechazo no es de raíz directamente económica, es fundamental notar como anida de forma muy relevante justo en las clases populares insatisfechas y menos formadas. Los dos parámetros –nivel de renta y nivel de estudios– no son lo mismo, pero suelen ir de la mano. La dificultad económica espolea malos instintos identitarios en las clases con menor renta y formación. La cuestión material y la cultural se entrelazan.

La frustración de estas personas con un orden que las ha dejado en situaciones de precariedad, de retroceso, de desorientación, con expectativas que se esfuman, o que simplemente viven una desazón emocional ante los grandes cambios de la época mientras élites, clases altas o sectores sociales con alta cualificación se benefician enormemente de dicho orden, es el caldo de cultivo crucial para el crecimiento de fuerzas políticas nacionalpopulistas. Por supuesto, estos colectivos no son la única clave del ascenso de esos partidos en Occidente, que reciben apoyo de otros tipos de electores también. Pero son decisivos."

La era de la revancha es un libro cuyo final está todavía por escribir y sus sucesivos capítulos los iremos viendo a través de telediarios y periódicos. El mundo todavía podría salvarse si las fuerzas democráticas son capaces de adaptarse y ofrecer una alternativa atractiva a los nuevos autoritarismos en auge y en esto tiene una responsabilidad especial una Unión Europea que está quedando como faro de los Derechos Humanos en el mundo, una Unión Europea cuya única alternativa está en unirse cada vez más y recuperar en su seno a países como Reino Unido. Son tiempos interesantes los que nos han tocado vivir, viene a decir Andrea Rizzi, y lo que podía ser impensable hace solo unos años, podría materializarse en nuestra distópica realidad. Ojalá las aguas vayan volviendo poco a poco a su cauce y pueda conformarse un orden mundial que sea justo para todos y en el que no se pongan en cuestión los derechos fundamentales de los ciudadanos.

1 comentario:

  1. El problema es que los países en pleno desarrollo económico pero sin instituciones democráticas están en manos de élites poderosas que no favorecen precisamente la expansión de la democracia, pues supondría que perdiesen el poder que ejercen. De ahí que China apoye a Rusia en tratar de impedir que la Unión Europea se extienda a Ucrania.

    ResponderEliminar