martes, 15 de abril de 2025

ESCAPE (2024), DE RODRIGO CORTÉS.

Vaya por delante mi admiración por Rodrigo Cortés, autor de obras tan admirables como Concursante o Luces rojas, pero Escape es una película absurda, sin pies ni cabeza. Cuenta la historia de N, un hombre absolutamente perturbado cuyo único anhelo es ingresar en la cárcel, para poder dejar de tomar decisiones y aliviar un poco el sentimiento de culpa que lo corroe. Lo que podría haber sido un drama con un argumento muy original (un hombre cuyo objetivo es el contrario al de los que protagonizan los tradicionales dramas carcelarios), se convierte en un esperpento que se hace a ratos insufrible para el espectador. Escape no sabe mantener el tono, ni como drama ni como comedia y no funciona entre otras cosas porque absolutamente ninguno de sus personajes es creíble, ni en su forma de actuar ni en sus diálogos: ni la hermana, ni el juez ni los funcionarios de prisiones. Todos están sobredimensionados y sus papeles se limitan a hacer de comparsa del protagonista, un personaje con evidentes problemas mentales cuya necesidad sería ser ingresado en un psiquiátrico, no en la cárcel. Tampoco ayuda mucho la música, omnipresente, monótona y molesta durante todo el metraje. Es evidente el fracaso en taquilla de esta película, pero Rodrigo Cortés cuenta con talento de sobra para remontar este pequeño bache.

P: 2

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