Crónica de la revolución rumana contra Ceausescu desde su epicentro, la ciudad rumana de Sibiu. Libertate retrata muy bien el caos de esos días y la confusión entre bandos, siendo muy realista al mostrar la angustia de una situación en la que nadie sabe muy lo que está sucediendo. El destino de cada cual dependía meramente de la suerte. Unos eran considerados terroristas adictos al Régimen y otros liberadores, aunque su pasado como esbirro del dictador dejara mucho que desear. Tudor Giurgiu quiere dar dinamismo a su película, al menos en su primera parte, repleta de acciones de violencia, tiros y mucha confusión. Luego la película se detiene en la situación de los capturados, que están retenidos en una piscina sin agua en un centro deportivo. En realidad, lo que nos quiere decir Libertate es que después de un régimen criminal que ha durado décadas y que ha necesitado de la colaboración necesaria de buena parte de sus ciudadanos, es francamente difícil establecer quienes son los culpables y quienes se han mantenido completamente al margen (algo muy difícil en la Rumanía de Ceausescu). Los capturados se sientes chivos expiatorios de la culpa colectiva y seguramente tienen razón en su apreciación. Si bien a los occidentales nos llegaron ante todo las imágenes del fusilamiento del dictador, en la película podemos apreciar con detalle que se produjeron muchísimas más víctimas colaterales.
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