La secuela de Joker de Todd Phillips ha desconcertado a muchos, pues el tono de esta película cambia radicalmente respecto a la anterior. Aquí nos encontramos con un Arthur Fleck encarcelado y absolutamente derrotado que espera resignado su juicio y su condena. En Joker: Folle à deux apenas aparece rasgos del tono anarquista de la anterior, hasta el punto de que muchas de sus escenas son pura ensoñación musical de un protagonista que intenta recuperar su momento de gloria, estimulado por la presencia de un nuevo personaje, una Harley Quinn que no quiere saber nada de Arthur Fleck, solo le interesa el Joker. Frente a la oleada de críticas negativas, nos encontramos ante un producto sólido, original e inesperado, que repite la brillantez formal del título anterior, pero que intenta llevar la historia por otros derroteros mucho menos épicos, apostando por lo escapista e incluso lo fantástico. Todo ello deriva de la sordidez de la situación de Arthur Fleck, un hombre con serios traumas que finalmente no quiere ser devorado por el personaje que ha inventado. No sabemos si la saga de este particular universo de Todd Phillips seguirá por otros derroteros, pero todo tiene pinta de que esta película concluye la historia que el director quería contar.
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