Nunca sabremos acerca de la verdadera calidad de esta película, puesto que los productores la mutilaron y eliminaron escenas fundamentales para su creador. En cualquier caso se trata de una adaptación de una novela de serie B con un guion en gran parte inverosímil, pero cuyas carencias Welles suple con la fuerza que imprime a sus imágenes y a su interpretación. La película trata el clásico tema de la mujer fatal desde la perspectiva de un hombre con gran experiencia vital pero - por lo que se ve - de gran ingenuidad en el juego amoroso. Y es ahí donde están los puntos fuertes de La dama de Shanghai, en la relación entre los personajes, en ese juego de engaños y de seducción en escenarios presuntamente exóticos que culminan en una de las más magistrales escenas de la historia del cine: el tiroteo entre los espejos, esos cristales rasgándose que resumen los sentimientos suicidas de los protagonistas. La dama de Shanghai es una película pretendidamente pequeña a la que la leyenda de lo que sucedió delante y detrás de los focos durante su rodaje le ha otorgado una aureola mítica.
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