Juan regresa a su pueblo después de pasar diez años en la cárcel por un crimen que no cometió. A su llegada la gente comenta en la intimidad: unos creen en su inocencia, otros no. Pero la necesidad que produce el hambre es más necesaria incluso que la de la justicia y Juan y su hermana se unen a la cuadrilla del hombre que sospechan que lo delató para subir a tierras castellanas y ofrecer su fuerza de trabajo como segadores. Lo primero que llama la atención de La venganza es su sincera aproximación al mundo del trabajo, el sudor y el agotamiento provocados por la necesidad de trabajar a destajo para poder llevar algo de sustento cuando acabe la temporada. Pero bajo todo ello late la tensión entre Juan y Luis el torcido, el jefe de cuadrilla que está enamorado de la hermana de aquel. A pesar del evidente toque de la censura - los problemas al final se resuelven apelando a la hermandad y a la reconciliación en una clara referencia a nuestra todavía reciente Guerra Civil - la película de Bardem está llena de momentos inolvidables: el encuentro con la cuadrilla de gallegos que deriva en un interesante duelo dialéctico, el linchamiento al agresor sexual, la embestida del miembro de la cuadrilla de más edad contra una cosechadora, la máquina que les va a quitar el trabajo, como si de don Quijote se tratara, la tensión con la gente del pueblo en huelga contra el cacique... En resumen, La venganza es una de las grandes obras del cine español en cuyo sustrato puede contemplarse buena parte de la antropología del español rural, alguien que se mueve entre el primitivismo y la nobleza.
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