A priori la premisa de esta película era bastante prometedora, pues Fernando León ha dado sobradas muestras en su carrera de que es capaz de realizar buen cine social. Pero El buen patrón resulta ser un extraño híbrido entre comedia y drama que no acaba de encontrar nunca el tono preciso que demanda esta historia y tampoco es capaz de ofrecer un mínimo de credibilidad al espectador. Al menos Javier Bardem ofrece un buen recital interpretativo en esta tragicomedia que intenta retratar a un hombre tan obsesionado por el bien de su empresa que es capaz de acabar con quien se ponga por delante en la consecución de sus objetivos. Respecto a los personajes femeninos, no pueden ser más tópicos y más enraizados en las peores tradiciones del cine español. Un intento de crítica a la organización de las relaciones laborales contemporáneas - el ámbito en el que pasamos la mitad de nuestra vida - que se queda a medio gas.
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