¿Quién no recuerda la llegada del Bibliobús a su barrio? Todavía existe. Tengo que preguntarle a mi amigo Pepe, el bibliotecario, por sus experiencias en el mismo visitando los barrios más remotos de la ciudad. Y es que hay gente a la que es muy difícil el acceso a la cultura. En esta época de internet y compras online, quizá el mal se ha remediado en gran medida, pero en la época en la que escribió Christopher Morley la única esperanza de acceder a los libros para mucha gente era la visita de una de estas librerías ambulantes, bien definida en alguna de las páginas como una especie de paraíso ambulante, garante de la felicidad de muchas personas.
Y es que Roger Mifflin, el librero que conduce este carromato, denominado Parnaso, es un personaje extraordinario. Antiguo profesor rural, ha encontrado la felicidad en esta vida nómada en la que se dedica a predicar el evangelio de los buenos libros a gentes necesitadas de conocer nuevas historias que le distraigan de sus monótonas vidas en granjas y campos aislados. Su profesión tiene algo de médico de almas y también de charlatán. Su tarje de presentación no tiene desperdicio:
"PARNASO AMBULANTE DE ROGER MIFFLIN
Sabed, amigos, que tiene mi percherón
Más de mil libros, antiguos y de ocasión.
Del hombre los mejores amigos son.
Los libros que atiborran este gran vagón
Libros para todos los gustos son,
De líricos versos a las Musas,
De buena cocina y agricultura,
Novelas apasionadas de prosa pura.
Cada necesidad tiene su libro justo
Y los nuestros te dejarán a gusto.
Jamás habrá librero que dé alcance
A los finos libros de este paraíso ambulante."
Mifflin es muy conocido en los caminos del Este de Estados Unidos, pero su espíritu inquieto le dice que necesita un tiempo de descanso para dedicarse a escribir un libro donde plasmar sus experiencias. Un buen día topa con la señorita McGill, una mujer de mediana edad que no ha conocido otra vida que el trabajo duro en la granja. En un rapto de locura, acepta el ofrecimiento del librero de traspasar el negocio y se lanza a una aventura única que va a cambiar su vida: la de errar por los caminos más remotos como misionera de la cultura.
"La librería ambulante" es una novela sencilla y muy bien escrita, una pequeña delicia para cualquier amante de la palabra escrita. Lo que más me gusta de ella es su falta de pretensiones: las palabras de Morley son las de un amante del mundo de la literatura que imagina a su encarnación más perfecta en el señor Mifflin: el más perfecto entusiasta y defensor de la magia de los libros. Y bien pronto contagia a su compañera con este benigno virus, llegando ella a escribir estas palabras:
"Un buen libro debe ser simple. Y como Eva, debe provenir de algún lugar entre la segunda y la tercera costilla: debe haber un corazón latiendo en su interior. Una historia que es sólo cerebro no vale demasiado."
Dejo aquí un artículo del bibliotecario José de la Torre Olid. Lo pongo sin su permiso. Espero que no le importe...
http://www.bibliobuses.com/documentos/Bibliobus%20de%20Malaga.pdf
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