viernes, 9 de julio de 2010
CANINO (2009), DE YORGOS LANTHIMOS. LA FAMILIA SECTÁREA.
Se podrían contar con los dedos de una mano las películas de cine griego que he visto, aunque teniendo en cuenta que las de Theo Angelopoulos valen por cuatro, quizá tendría que ayudarme de la otra extremidad.
En primer lugar hay que decir que "Canino", que ha ganado fortuna al ser premiada en Cannes, no es una película apta para todos los estómagos. Es dura, sin concesiones y además dicha dureza no tiene razón de ser. Lanthimos nos muestra la vida cotidiana de una familia muy peculiar. Viven en chalet con un jardín con piscina, amurallado y alejado de cualquier núcleo urbano. En este escenario los padres tienen orquestada una farsa incomprensible: sus tres hijos, que ya han pasado la adolescencia, creen que no pueden salir del terreno familiar. Monstruos y peligros sin fín les acechan fuera. Y sus reglas de vida son tan estrictas como absurdas para el espectador: deben venerar a sus progenitores y "portarse bien" todo el tiempo, so pena de castigos muy duros, han de practicar juegos no exentos de crueldad y son tan inocentes que creen a sus padres cuando les tiran desde la ventana un avión de juguete y les aseguran que es uno de los muchos que surcan el cielo, que ha caído en el jardín.
En todo caso, este perfecto aislamiento respecto al mundo exterior tiene una pequeña grieta. El padre, el único que pisa el mundo exterior, contrata a la guardia de seguridad de la empresa en la que trabaja para que sacie los apetitos sexuales de su hijo varón. Las necesidades de las dos hembras no parecen gozar de tales privilegios.
Ciertamente, nos encontramos en un status quo grotesco, de una violencia soterrada, en una historia que podrían haber firmado Haneke y Buñuel, pero que lo hace un griego desconocido y valiente, que se atreve a explorar los instintos más primarios de la naturaleza humana. Aunque el guión es continuamente anticlimático, la atmósfera opresiva lograda hace seguir la historia al espectador en todo momento con un interés no exento de una pizca de morbosidad antropológica. El final nos va a dejar más preguntas que respuestas. No son malas noticias, en semejante panorama cinematográfico.
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La tengo en mi lista de pelis a ver. Espero que no se me escape.
ResponderEliminarOtro abrazo, comentarista prolífico.
Victoria
Pues nada, aprovecha para verla cuando puedas. Merece la pena, sobre todo en su idioma original. Ahora bien, luego no digas que no he avisado sobre su escabrosidad.
ResponderEliminarOtro abrazo para tí.