Hay escritores que sufren crisis de creatividad, que son incapaces durante un tiempo de enfrentarse a una página en blanco. A Michael Ende parecía sucederle lo contrario. Hubiera necesitado más de una vida para plasmar en palabras escritas todas las ocurrencias que le dictaba su fecunda creatividad. Su libro "Carpeta de apuntes" es una buena muestra de ello. Simples esbozos, ideas o aforismos que el escritor anotaba con intención de desarrollarlos más adelante y a los que el lector curioso puede asomarse como inmejorable ejemplo de los mecanismos internos de la escritura.

El caso de "La historia interminable" es un caso paradigmático de lo que comentamos. Se trataba, en principio, de un argumento un tanto sencillo ("Un niño toma un libro, se encuentra literalmente dentro de la historia y tiene problemas para salir") que poco a poco se le fue yendo de las manos al autor, hasta el punto de que los personajes parecían tomar autonomía propia y Ende no era capaz de acabar la historia, porque su imaginación se desbordaba y le pedía nuevos capítulos que encajaban con una rara lógica en lo que pretendía contar.

Al final la novela se convirtió en un éxito inmediato. La "historia dentro de la historia" que Ende propone fascinó desde el principio a niños y adultos, ya que se trata de uno de esos relatos universales que tienen múltiples lecturas, todas ellas válidas, aunque podría decirse que ninguna de ellas provoca más fascinación que la realizada por un niño, que va a quedar inmediatamente hechizado por una narración de fantasía pura y aventuras y nunca podrá olvidar las horas pasadas junto a unos personajes imperecederos.

Como es lógico, la lectura de este libro puede ser muy diferente a distintas edades. Quien lo ha leído de niño quizá tenga miedo de volver a hacerlo, por miedo a decepcionarse. Lo cierto es que la segunda lectura le hará comprobar que el Reino de Fantasía sigue gozando de una excelente salud y su visita es óptima a cualquier edad, aunque la primera que se realiza es la más imborrable.

Bastián es un muchacho gordito, el blanco de las bromas pesadas de sus compañeros de clase. Él apenas tiene amigos, pero lo compensa con su desmesurada afición a la lectura, lo que le hace evadirse de su triste realidad. Huyendo de sus acosadores, se refugia en una librería y, en un descuido del librero, se lleva el libro que estaba leyendo este, para refugiarse con él en el desván de su colegio.
Hasta ahora el lector ha leído con letra roja la historia de Bastián. Cuando este abre "La historia interminable", tomamos su perspectiva y nuestra lectura es la misma. La escritura pasa del rojo al verde y así tenemos noticia del Reino de Fantasía, de la gran amenaza de la Nada que está devorándolo, de la enfermedad de la Emperatriz Infantil, la misma esencia del Reino y del héroe elegido para para salvar a Fantasía: el joven Atreyu, ayudado por Fújur, un dragón blanco de la suerte.

Poco a poco, Bastián va involucrándose en la historia. Solo aprecia la realidad circundante cuando el reloj del colegio da las campanadas. El niño lector sospecha capítulo tras capítulo que, de algún modo, él es uno de los protagonistas de la historia y que puede acabar participando en la misma si tiene voluntad para ello. Como en "Alicia a través del espejo", el libro sirve de vehículo a Bastián para pasar a un mundo paralelo al nuestro, pero con otras leyes físicas, basadas en la desmesurada fantasía de los hombres. Porque la existencia de los seres del Reino de Fantasía depende de la imaginación humana. Su escasez es lo que está provocando que la Nada lo devore.

La misión de Bastián no va a ser fácil. En su camino se va a encontrar con todo tipo de seres y, en algunos casos, la interpretación de sus palabras no es fácil. Para realizarla le va a ser otorgado un instrumento con el que puede materializar sus deseos. Pero este poder es corruptor y su utilización tiene sus consecuencias. Y Bastián es humano, no un ser noble y puro como Atreyu:

"Los caminos de Fantasía (...) solo puedes encontrarlos con tus deseos. Y solo puedes ir de un deseo a otro. Lo que no deseas, te resulta inalcanzable. Eso es lo que significan aquí las palabras "cerca" y "lejos". Y tampoco basta con querer marcharse de un lugar. Tienes que querer ir a otro. Tienes que dejarte llevar por tus deseos."

Al final, el lector sale casi tan transformado como el propio Bastián y comprende un poco mejor la magia de los libros, esa magia que le lleva a vivir historias situadas en otros lugares, en otros tiempos o incluso en otros universos, esa magia que le lleva durante horas a vivir las vidas de otros, a gozar de experiencias insospechadas y, en algunos casos, a crear sus propias historias. Estos son los cimientos del Reino de Fantasía, historias que deben ser contadas en otra ocasión.