jueves, 26 de agosto de 2010

SER O NO SER (1942), DE ERNST LUBITSCH. HITLER EN VARSOVIA.


Contrariamente a lo que algunos suponen, Ernst Lubitsch no emigró a los Estados Unidos huyendo del nazismo, sino que, una década antes de que Hitler llegara al poder, fue invitado por la actriz Mary Pickford para que la dirigiera en la película "Rosita". Sí que es cierto que cuando los nazis llegaron al poder se nacionalizó estadounidense. Como hombre de cine y como judío no podía quedar indiferente a lo que estaba sucediendo en su país, que comandaba el auge de los totalitarismos en Europa.

"Ser o no ser" se rodó durante los años victoriosos del ejército alemán. En su estreno, la derrota de Hitler y la consiguiente liberación de Polonia se veían como algo utópico. Por eso sorprende gratamente el sentido del humor con el que el director trata un tema tan grave. Se ríe de Hitler, no poniendo en solfa sus defectos, sino exagerando sus presuntas virtudes como dictador infalible. La escena de los pilotos que saltan del avión sin pensárselo a la orden de un falso Führer es muy reveladora acerca de la hipnosis a la que se creía que tenía sometido al pueblo alemán. Luego se probaría que las cosas eran mucho más complejas, que el pueblo alemán, por activa o por pasiva, había aceptado el nuevo orden de cosas y que su resistencia interna apenas existía.

Ni que decir tiene que, obviando su delicada temática, "Ser o no ser" constituye una de las cumbres de la comedia, que combina sabiamente la sátira del nazismo con el típico enredo amoroso de este tipo de películas, pero dejando también un poso de amargura al espectador, que comprende que lo que ve en pantalla no es más que una deformación de la realidad, que consistía en que Polonia llevaba tres años ocupada por los nazis y éstos se dedicaban a esclavizar o exterminar a sus habitantes. Y los nazis de verdad no eran caricaturas, como los que se dejan engañar tan fácilmente en el film.

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