domingo, 21 de febrero de 2010

LOS HERMOSOS AÑOS DEL CASTIGO (1989), DE FLEUR JAEGGY. LOS SILENCIOS DEL INTERNADO.


La protagonista de esta breve novela pasa casi toda su infancia y adolescencia en un internado femenino suizo, el mismo en el que, según cuenta "Robert Walser había dado muchos paseos cuando estaba en el manicomio. (...) Murió en la nieve". Un poco de esta locura va a impregnar su estancia en el internado: las tensiones sexuales entre las alumnas están presentes en todo momento. Ella misma va a caer perdidamente enamorada (o cabría decir mejor fascinada) por su compañera Frédérique, una muchacha con la entabla una extraña relación dominada por la incomunicación y los silencios.

Como bien me informaron en el club de lectura, la autora tenía escrito material para una novela diez veces más larga, pero su sentido de la precisión la fue menguando hasta dejarla en esta pequeña obra. Para mi gusto, armada sobre un discurso demasiado disperso, donde se le exige al lector completar demasiadas zonas brumosas. Eso no es algo malo en sí mismo, hay autores que consiguen verdaderas proezas a base de elipsis. Para mi gusto Jaeggy no se cuenta en este selecto grupo, y sin desmerecer de sus indudables cualidades literarias, sí que tengo que decir que al igual que para su protagonista "desde el día en que entramos en el Bausler Institut no hicimos más que pensar en el día en que saldríamos", en mi caso, desde que empecé la lectura no dejaba de pensar en el momento en el que por fín llegaría a su última página.

Con todo esto no quiero decir que desaconseje vivamente su lectura, ni mucho menos. En el club de lectura en el que se debatió el libro, era amplia mayoría el sector al que le había maravillado el estilo de esta autora. Y hay que reconocer que la voz perturbadora, a la vez que inocente y perversa de la protagonista es un elemento bien conseguido, aunque no es suficiente para armar una experiencia literaria sólida. Como es una novela que se lee en una tarde, quien quiera puede arriesgarse sin gastar mucho tiempo.

3 comentarios:

  1. Esta historia me recordó un poco un libro magnífico que es "Memorias de una joven formal", la autobiografía de adolescencia de madame Simone de Beauvoir. También en ese relato tiene una importancia sustancial la amistad "espiritual" entre Simone y su talentosa compañera de estudios Zaza. Amistad nada carnal, filosófica y ambigua, y que también acaba trágicamente. Incluso aparece también otro personaje femenino, más sensual, vinculado por tanto más al mundo masculino, que se diría que es "el mundo real".
    Porque la impresión fundamental que me produjo la historia de la señora Jaeggy fue una protesta contra la inanimidad de las relaciones femeninas, construidas sobre la represión sexual y el alejamiento de ese mundo real que sólo el macho domina. La mujer que intente algo al margen de este mundo acabará trágicamente. Lo cual me recuerda un poco aquello del presidente del Colegio de Médicos de Barcelona (hace medio siglo) que decía que el que las muchachas se dedicasen a estudiar las podía llevar a padecer todo tipos de desarreglos físicos irreversibles.

    En suma, esta novela, que me parece interesante y bien escrita, es un claro ejemplo de misoginia femenina.

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  2. Miguel, sospecho que esta novela puede ser una de esas que a mí me gustan un montón, aunque entre líneas veo que a ti no te ha entusiasmado mucho, me ha gustado mucho la forma en que la has comentado, das tu opinión pero sin echarle tierra al libro.
    Si algún día consigo escribir un libro me encantaría que le hicieras el prólogo, la crítica, la sipnosis...

    Abrazos
    L;)

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  3. Me imagino, Francisco, que la de Simone de Beavouir será más de mi gusto. Tienes razón en lo que dices, la novela expresa todas esas cosas, pero para mí se queda literariamente corta y demasiado fragmentada.

    Y para Loli, lo dicho, puedes leerla, que no arriesgas mucho, pues son solamente algo más de cien páginas de letra grande.

    Un abrazo a los dos.

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