La película nos traslada a un escenario de la América profunda. La protagonista regenta un gimnasio de carretera, que tiene que limpiar todas las noches y su padre, con el que no se habla, es un loco de las armas de pasado turbio que es dueño de un campo de tiro muy popular en la zona. A través de la llegada de otro personaje, de la que la protagonista se enamora, Sangre en los labios relata una turbia historia de cine negro, muy bestia y sucia, puesto que el metraje rezuma con abundancia dos tipos de fluidos: sudor y sangre (y también vísceras). Como es común en este género, los personajes toman las peores decisiones posibles, aunque en este caso las chicas fatales se convierten más bien en chicas de armas tomar y sus acciones no se producen como reacción a los acontecimientos, sino que tienen peso por sí mismas. En conjunto Sangre en los labios es una película muy entretenida que no pide una excesiva credibilidad al espectador, sino simplemente entrar en la lógica del relato y disfrutar de su desmesurado final.
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