La película se abre con las imágenes de una de las actividades habituales de la institución: una charla ofrecida nada menos que por Richard Dawkins y esta va ser la pauta habitual del documental: enseñarnos fragmentos de la vida cotidiana entre las paredes de cada una de las sedes de la biblioteca, sin comentarios externos. Así Wiseman consigue que nos integremos en su propuesta como si fuéramos meros visitantes que vamos entrando y saliendo de distintas salas contemplando lo que sucede en cada una de ellas. Pero no todas son salas de lectura o de conferencias, también asistimos a reuniones de los gerentes de la institución en las que la financiación (a la vez pública y privada en este caso) es siempre el asunto más acuciante. También me ha resultado muy interesante asomarme a una sesión de un club de lectura neoyorkino en el que se comentaba una novela de Gabriel García Márquez. Como suele ocurrir en España, sus integrantes eran casi todos de edad madura y en su mayoría mujeres. Lo que no faltaba, como sucede casi siempre, eran grandes dosis de entusiasmo en el intercambio de opiniones entre los lectores.
La Biblioteca Pública de Nueva York, con esos representativos leones que custodian la entrada de la sede principal, se erige así en una especie de oasis paradisiaco en el corazón de la gran manzana, una organización con la insólita pretensión de abarcar en su seno todas las formas culturales posibles - libros, documentos, películas, periódicos, conferencias - con el fin de democratizar el conocimiento y ofrecerlo a todos los ciudadanos, teniendo como reto principal en estos tiempos la digitalización de todo su material para una mejor preservación del mismo.
Hay un aspecto del documental que me llama mucho la atención y éste es la satisfacción que se aprecia en todos y cada uno de los trabajadores de la biblioteca. Es gente muy profesional que ama su trabajo y, ya sea dialogando ante el público con un escritor consagrado, ya sea organizando debates comunitarios en la sede del Bronx, los empleados saben que están realizando una labor fundamental para la sociedad en la que habitan y que se dirigen a todos los sectores de la misma ofreciendo todo el material que atesoran de manera totalmente gratuita. Una idea sorprendente si se piensa bien: las bibliotecas son una de las conquistas más importantes de nuestra civilización. Deben ser siempre alimentadas de nuevo material y mimadas para que sean lugares atractivos en los que cualquiera, sea cual sea su nivel cultural, se sienta a gusto en su seno. Este es el mensaje principal de Ex libris, la necesidad de visibilizar estas instituciones tan maravillosas, cuyo funcionamiento damos por sentado, pero que tanto necesitan de la colaboración de todos para poder desarrollar todas sus posibilidades.
Una película referscante, en el marco de esa serie de profecías apocalípticas acerca de la muerte del libro y de las bibliotecas. Por cierto...hace algunos años, escribí dos entradas al respecto...No sé si eso ya está desfazado pero te lo voy a enviar.
ResponderEliminarhttp://tigrero-literario.blogspot.com/2008/08/nos-enfrentamos-la-muerte-del-libro.html
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http://tigrero-literario.blogspot.com/2013/10/bibliotecas-y-buscadores-complementos-o.html
Nos encantó este Post. Recordamos a un querido amigo que falleció hace ya unos cuantos años, que para él "el Paraíso" era una inmensa Biblioteca ! Seguro que ahora, en calidad de gentil fantasma debe estar ahí: en esta Biblioteca de N.Y. !!
ResponderEliminarDesde luego, frente a la desoladora realidad, todavía nos quedan los libros. Esperemos que no nos los quiten nunca. ¡Abrazos!
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