El fin, el principio y la configuración del universo en el que vivimos son quizá los mayores misterios. Habitamos un pequeño planeta que forma parte de un apartado rincón de una inmensa galaxia. Pero esta galaxia es una más entre miles de millones. El tamaño del universo es algo inconcebible a escala humana y es probable que jamás podamos viajar por él a una velocidad que nos permita explorar otras galaxias o tratar de llegar hasta sus límites. Además, las últimas teorías científicas juegan con la posibilidad de que nuestro universo sea solo uno entre un número infinito. Cómo aplicar estas posibilidades a nuestra realidad cotidiana es lo que intenta Christophe Galfard a través de un libro especialmente divulgativo que propone una especie de viaje desde el sillón del lector:
"Si estás leyendo esto, significa que ya has viajado 5000 millones de años al futuro. Un buen comienzo, se mire como se mire. Puedes estar bastante seguro de que tu imaginación funciona, y es bueno que sea así, porque la imaginación es lo único que vas a necesitar para viajar por el espacio y el tiempo y la materia y la energía, para descubrir todo cuanto sabemos acerca de nuestra realidad desde la perspectiva de comienzos del siglo XXI."
Pero si explicar el universo visible es complicado, cuando el viaje va desde lo inmensamente grande a lo inmensamente pequeño, la lógica que rige nuestra existencia debe dejarse de lado. El mundo de las partículas elementales cuenta con sus propias reglas, muchas de ellas imposibles de comprender (que algunas partículas existan numerosos lugares a la vez hasta que pone sobre ellas su vista un observador), pero que podrían fundamentar, aunque sea levemente, la teoría de un tiempo que va tomando caminos distintos y creando nuevas realidades respecto a las infinitas posibilidades que ofrece cada instante.
De la ruta por el tiempo y el espacio que ofrece El universo en tu mano, el lector sale un poco más sabio y también algo más confuso, haciéndose nuevas preguntas respecto a asuntos de los que había oído hablar, pero en los que nunca había profundizado. Una lectura amena y a la vez rigurosamente científica.
Gracias por compartir. Un tema de inmenso interés que buenos divulgadores intentan que comprendamos los neófitos de la ciencia. Hay un autor que me permito recomendarte Carlos Rovelli. Un abrazo. https://elalfilerliterario.blogspot.com/2018/07/el-orden-del-tiempo-carlo-rovelli.html
ResponderEliminarCon el permiso del administrador. Acabo de leer el enlace y quedé alucinando...¿Llegaste a ver la película CONTACTO http://tigrero-literario.blogspot.com/2009/07/contacto-el-punto-donde-el-mundo-fisico.html
EliminarSí, Contacto la volví a ver hace pocos meses con motivo de un club de cine que dedicamos a la película. He de decir que fue una de las discusiones más interesantes que he tenido en mucho tiempo. Trataré de leer a Carlo Rovelli. ¡Abrazos!
EliminarLo que citas se ve muy ameno...Me recuerda a Asimov. Trataré de leerlo. Por cierto ¿viste la película CONTACTO? Te voy a dejar el enlace a lo que escribí acerca de ella http://tigrero-literario.blogspot.com/2009/07/contacto-el-punto-donde-el-mundo-fisico.html
ResponderEliminarNo he leído el libro, pero adelanto la solución: la inteligencia artificial. Si conocer la naturaleza es demasiado difícil para nosotros programaremos una inteligencia artificial para que la comprenda y después la programaremos para que nos lo explique...
ResponderEliminarA ver si llegamos a contemplar a esa inteligencia en acción...
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