lunes, 18 de agosto de 2014

LA LEGO PELÍCULA (2014), DE PHIL LORD Y CHRISTOPHER MILLER. MUÑECOS ALIENADOS.

A veces, en el cine actual, es difícil trazar una línea precisa entre arte y publicidad. Existen cada vez más producciones, dirigidas al gran público, en la que ambos se confunden, ofreciendo un par de horas de diversión a la vez que se promociona un producto. Negocio redondo y muy lógico en esta era ultracapitalista en la que cada vez más cosas están enfocadas al objetivo supremo: la obtención de beneficios cada vez más rápidos y cuantiosos. Un invento genial en este sentido fue el de las lovemarks, un concepto que apela, no a la necesidad del consumidor, sino a sentimientos más profundos, que tienen más que ver con la fidelidad que con la libre elección. Lego es una de esas marcas que poco a poco ha ido ganándose el corazón de mucha gente. Concebido en un principio como juguete para niños, la empresa danesa ha ido paulatinamente creando productos ideales para coleccionistas, con productos inspirados en las franquicias de los superhéroes DC, Star Wars o Indiana Jones. A mí jamás me regalaron nada de Lego, pero sí que jugué largas horas con productos de la competencia, la empresa española Tente. Lo mejor de estos juguetes era que estimulaban la imaginación. Uno se encontraba con decenas de piezas que podía combinar de la manera que le diera la gana. Se empezaba realizando el modelo cuyo dibujo ilustraba la caja, siguiendo las pertinentes instrucciones, pero pronto las piezas se mezclaban con las de otro modelo y del caos surgía la diversión.

Una de las características de estos productos, que yo no llegué a conocer, es que traen, como complemento a las piezas, sus correspondientes personajes en forma de muñecos. Precisamente esta ha sido la inspiración de Phil Lord y Christopher Miller a la hora de crear sus película: mezclar mundos y personajes - tal y como hacen los niños cuando jueguan - elaborando una propuesta tan imprevisible como divertida. Pero la trama de La Lego película empieza de un modo totalmente contrario: presenta una ciudad de vida uniforme, donde los muñecos-individuos viven alienados y conminados a realizar sus labores cotidianas sin preguntarse demasiado por su falta de libertad para usar de su imaginación, al menos no más allá de la posibilidad de ganar dinero para poder comprar cafés carísimos. Emmet, el protagonista, pasa sus días totalmente identificado con esa forma de vida que conmina constantemente a ser feliz (al ritmo de una canción creada expresamente para ello), aunque no quiere admitir que en realidad es un ser gris y frustrado. Su aventura comenzará cuando sea identificado erróneamente como el habitante más importante de Mundo Lego, destinado a dar cumplimiento a una profecía...

A partir de este descubrimiento, La Lego película va haciéndose más loca y ambiciosa, como esos coleccionistas que van ocupando cada vez más espacios de su hogar con sus nuevas adquisiciones. A Emmet le acompañará un nutrido grupo de personajes, entre los que destaca una divertidísima versión de Batman, mostrado aquí como un superhéroe sobrado de carisma y con un batmovil perfectamente tuneado para hacer sus misiones nocturnas más llevaderas. Además los directores ofrecen una clase magistral de frikismo, colocando tantas referencias que sería conveniente un segundo visionado para percatarse de todas ellas. Hasta aquí lo positivo, porque si bien la trama es imprevisible, por su dinamismo, al final el espectador comprende que tampoco destaca por su originalidad, puesto que bebe demasiado de producciones recientes, como la genial ¡Rompe Ralph! o la saga Toy Story, sin querer salirse demasiado de esa fórmula realidad vs ficción, que tan buenos resultados ha dado en estos precedentes. También La Lego película contiene moralejas, que tienen que ver con la concepción filosófica del libre albedrío, de la teoría del orden y el caos, del concepto de libertad, en suma. ¿Somos libres o nuestra existencia está dirigida por fuerzas externas y, en la mayoría de los casos, invisibles? ¿Qué es preferible, un gobierno férreo o la anarquía? ¿Sería bueno para revitalizar el sector de la construcción derribar lo construido para volverlo a hacer de nuevo con las mismas piezas? Preguntas muy profundas en una película infantil, que no solo está dirigida a los más jóvenes. 

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