lunes, 14 de abril de 2014

SOBRE LA FELICIDAD (h 58 D.C.) DE LUCIO ANNEO SÉNECA.EL PLACER DE LA VIRTUD.

Hace un par de meses, paseando por Córdoba, pasé junto a la estatua de Séneca que está al lado de la muralla del Alcázar. Y advertí que hasta ahora no había leído más que algunos fragmentos de la obra de este autor, testimonio de la importancia que tuvieron estas tierras en la época de esplendor del Imperio romano. En Andalucía, como es sabido, se dice que alguien es un Séneca cuando da muestras de sabiduría, aunque a veces ésta tenga más que ver con la sapiencia popular que con la ciencia de los libros.

En una época en la que el cristianismo todavía era una doctrina marginal, los filósofos romanos compartían en buena parte el pensamiento estoico, una doctrina de la Grecia clásica que en buena parte se recoge en los pensamientos de Sobre la felicidad. Para Séneca la auténtica felicidad consiste en aceptar lo que se tiene en cada momento y no temer al futuro, pues debemos aprender a adaptarnos a circunstancias cambiantes. La libertad es la indiferencia por la fortuna, lo cual deriva en un espíritu sereno, que sabe gestionar los bienes que esta fortuna ha dispuesto en cada ocasión. La búsqueda ciega de placer es la gran enemiga del hombre. El placer no es malo en sí mismo, pero solo se producirá un verdadero disfrute del mismo si va unido a la virtud. Y esto implica apartarse del juicio de la mayoría para adoptar uno propio que estimemos éticamente irreprochable:

"Es feliz, por tanto, el que tiene un juicio recto; es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que quieran, y es amigo de lo que tiene; es feliz aquel para quien la razón es quien da valor a todas las cosas de su vida."

Es curioso que Séneca emplee tanto esfuerzo en explicar por qué su propia abundancia de bienes materiales contradice su doctrina filosófica. El pensador aduce que, como humano, él prefiere una vida cómoda a una dominada por la indigencia. Pero aporta dos matices. El primero es que si la fortuna se mostrara un día adversa, su espíritu no se vería alterado por ello y aceptaría con serenidad las nuevas circunstancias. Y el otro es que su patrimonio ha sido ganado por medios lícitos. Jamás aceptaría un solo denario procedente del crimen o la corrupción. Es seguro que estas circunstancias, aparentemente contradictorias, le harían objeto de numerosas críticas, puesto que estos capítulos tienen un tono defensivo. Qué sensaciones tan extrañas se obtienen de la lectura de un pensador de hace dos mil años, que trata de asuntos humanos que siguen de plena actualidad.

4 comentarios:

  1. Del estoicismo es mucho lo que se dice, pero es verdad que pocos han leído obras originales. Una buena sugerencia. Dícese que el estoicismo es una adaptación occidental de las filosofías "renunciativas" de la India, que fueron conocidas en esta parte del mundo después del famoso viaje de Alejandro. Aparte del estoicismo, estarían también otras variantes, como las de los epicúreos y las de los cínicos. Este pensamiento "helenístico" influiría en todo el entorno mediterráneo, también en el judaísmo, y de ahí habría surgido, precisamente, el cristianismo.

    Dícese asímismo que las filosofías "renunciativas" occidentales tenían el inconveniente de ser demasiado elitistas, que el único renunciante posible era aquel que, como Séneca, poseía la capacidad intelectual necesaria para alcanzar ese estado de paz y virtud. El cristianismo habría sido, entonces, una filosofía "renunciativa" para las masas, aderezada con dioses y milagros, y que habría incorporado el racionalismo griego.

    Pero me quedaré más convencido cuando me anime a leer de cabo a rabo algún texto original, como ha hecho Miguel Ángel. Sé que lo intenté con las "Meditaciones" de Marco Aurelio, pero no debió de ser ningún éxito, porque no recuerdo nada de la lectura...

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  2. Bueno, en el sentido que le da Séneca al estoicismo no es tanto una filosofía renunciativa sino adaptativa: adaptarse con serenidad a la realidad de la suerte que nos ha tocado en cada momento. Bien es cierto que el cristianismo sí que iba a adaptar algunas ideas del estoicismo, aderezándolo con el premio final después de una vida de sufrimientos y renuncias. Es muy interesante seguir el razonamiento de Séneca y la defensa que hace de su propia vida, bastante opulenta por lo visto.

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  3. Renunciante o conformista, las doctrinas orientales se caracterizan por contravenir el principio básico de lucha individual por la conquista de bienes y estatus social. Evidentemente, si hay tantas escuelas, es porque cada una enfoca el control de la agresividad desde un particular punto de vista. El estoicismo de Séneca y Marco Aurelio parece el más "cívico", de mero cumplimiento responsable del deber ciudadano, en contraste con la actitud totalmente renunciativa de Diógenes. Pero el objetivo es siempre el mismo: apaciguar la agresividad instintiva de los héroes griegos, que eran el ideal anterior.

    Por cierto, el best seller "Todo un hombre" (novela), de Tom Wolfe aborda de una forma curiosa una lectura actual de los clásicos estoicos, propiamente de Epicteto.

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  4. Respecto a "Todo un hombre", lo tengo en mi lista de pendientes. Este mes no creo que pueda ser, porque es una novela muy gruesa, pero procuraré leerlo el mes que viene. Ahora estoy con "El cuento de la criada". Muy, muy interesante.

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