lunes, 23 de noviembre de 2009

CELDA 211 (2009), DE DANIEL MONZÓN. HIJOS DE MALA MADRE.


El género carcelario suele basar la efectividad de sus propuestas en la creación de un particular clima penitenciario que a veces acaba asfixiando al espectador. Daniel Monzón no solo consigue esto, sino que por momentos ha hecho que me sienta tan angustiado y atrapado como el protagonista, un funcionario de prisiones que en su primer día se va a encontrar de bruces con la realidad del submundo en el que pensaba desarrollar su vida laboral.

La creación del ambiente idóneo para la narración no estaría completa sin unos buenos figurantes y todos los personajes de "Celda 211" transmiten grandes dosis de realidad por los cuatro costados, haciendo especial mención a Luis Tosar, que compone a un "Malamadre" con unas grandes dosis de humanidad. Eso sí, humanidad en el peor sentido del término, pues la película ofrece una visión desoladora de la naturaleza humana. Los presos son la escoria, seres asociales perdidos para siempre en el laberinto de su pasado, de sus errores y, seguramente, de su total falta de oportunidades pasadas, presentes y futuras. Los funcionarios aparecen como seres en guerra permanente con los internos, cuando no como sádicos torturadores (veáse el personaje de Antonio Resines) y los representantes del gobierno parecen exclusivamente preocupados por la apariencias, por minimizar los hechos ante la opinión pública. La constante presencia de trozos de telediarios y la cadena de consecuencias que acarrea el motín solo vuelve a confirmar como funciona el mundo de hoy: todo depende del grado de publicidad que seas capaz de conseguir para tu causa. Si no sales en televisión, simplemente no existes.

Si bien nos encontramos ante una realización muy sólida, sí que es cierto que el espectador se siente a veces desamparado ante la dureza de lo que se le muestra en pantalla. No hay ningún referente moral. Incluso al protagonista se le cae pronto la máscara y suelta a la bestia que lleva dentro. Este es, a mi parecer, uno de los puntos flacos de la película. Es poco creíble la actuación desmesurada de un muchacho que literalmente, pasaba por allí y se encontró en el lugar menos adecuado el día menos indicado.

Lo cierto es que siempre me ha parecido bastante risible la pretensión legal de que la cárcel sea un lugar de rehabilitación del delincuente. Más bien es una universidad del delito, cuando no un lugar de hundimiento para quien cometió un error.

4 comentarios:

  1. Estuve viendo el sábado esta película y tengo que reconocer que me pegó literalmente al asiento, teniendo en cuenta que no es un género especialmente de mi gusto. Me mantuvo expectante ante la frenética sucesión de acontecimientos. Una película con un reparto estupendo que hace creible el argumento. Tienes razón en cuánto a la actuación del recien llegado, que parece más un superhéroe que un joven asustadizo. Aunque la reacción del ser humano en situaciones límite puede ser impredecible. En el trasfondo muestra que el grupo terrorista ETA mantiene el miedo no sólo con los atentados sino con las temidas consecuencias políticas. Mencionar la píldora que les dedica Malamadre a los terroristas ante la posibilidad de que sean asesinados: ¿Y vosotros qué haríais?

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  2. Sí, realmente el tema de ETA y las consecuencias que acarrearía el secuestro de tres de sus miembros en el motín de una cárcel está muy bien llevado en la película, pero, como ya digo, lo que más me chirría es la actuación del funcionario novato, que parece que ha tomado un curso acelerado de "como ser Jack Bauer".

    Cordiales saludos.

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  3. Miguel,m me has despertado interés por verla. El cine español no me gusta demasiado hoy día, pero parece que esta peli está bien por tu reseña. Gracias. Me apuntaré.

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  4. Bueno, yo considero al cine español como cualquier otro, capaz de lo peor y de lo mejor. Últimamente parece que se van abriendo nuevos caminos, que al fín superan la típica historia del niño en la postguerra que descubre el sexo a través de un agujero en una tabla de un corral.

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