lunes, 23 de marzo de 2009

FICCIONES, DE JORGE LUIS BORGES. LA PERFECCIÓN DEL MAESTRO.


Jorge Luis Borges es uno de los nombres imprescindibles de la literatura universal. Sus relatos son lectura obligatoria para cualquier interesado en las historias escritas en letra impresa. Cualquier aficionado a escribir cuentos que quiera componer algo medianamente decente al menos una vez en la vida, debería fijarse en sus creaciones. Y aprender de la perfección.

Junto a "El aleph" el conjunto de narraciones recogido en "Ficciones" es quizá el más famoso de Borges, el que corona su plenitud como maestro de la escritura. Sus obsesiones estaban ya perfectamente fijadas: la eternidad, los laberintos, los espejos, las bibliotecas perdidas, los autores malditos, el infinito, los atlas de tierras inexistentes, los tigres, la divinidad y sus milagros secretos, las sectas ocultas, los universos paralelos, el eterno retorno.

Dicen que Borges es un maestro de la literatura fantástica. Para mí es un escritor filosófico, con el que surge una meditación de cada una de sus frases, frases medidas y perfectamente pulidas, que se expresan con una precisión muy fuera de lo común. No falta ni sobra nada. A veces un relato es una mera descripción de un lugar y sus habitantes, como sucede con "La biblioteca de Babel", un prodigio que comienza de esta manera (quizá la frase que mejor resume el mundo borgiano) y que para mí es el comienzo de unos de los festines más deleitosos que puede dar la literatura:

"El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerias hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono, se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable (...)"

Si en la novela de Ray Bradbury "Fanhrenheit 451" se nos daba noticia de la existencia de hombres-libro, con Borges supimos de la existencia de un hombre que era una biblioteca en sí mismo. Su enorme erudicción se ve reflejada en cada una de sus frases, en las constantes referencias a otros autores, reales o ficticios, en su obsesión por llenar los vacíos de la historia y en explicar lo inexplicable mediante la intervención de lo inverosímil, que a través de la magia de su escritura acaba siendo un hecho vivido para el lector.

Para quien no haya leído todavía a Borges, no hay excusa. Leánlo despacio, saboreen lentamente sus relatos y reflexionen sobre ellos. Cuando terminen, pueden volver a empezar sin remordimientos.


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