Vidas ante el abismo toma como eje narrativo la historia de Karlrobert Kreiten, un pianista que cometió la imprudencia de hacer unos comentarios en contra del Régimen frente a quien no debía. Hasta entonces Kreiten había disfrutado de una vida de éxito, puesto que su talento era muy apreciado en toda Alemania e incluso fuera de ella. A partir de su caída en desgracia el pianista conocerá las duras condiciones de encarcelamiento de quienes eran considerados traidores y la radicalidad de la justicia alemana de aquel momento de locura, en el que las ciudades del Tercer Reich comenzaban a sufrir ataques aéreos masivos por parte de ingleses y norteamericanos.
El libro de Oliver Himes describe un completo panorama de la intimidad de los alemanes en un momento terrorífico, en el que las condiciones de vida iban deteriorándose progresivamente, pero en el que todos sabían que lo peor estaba por llegar, puesto que cualquier observador objetivo sabía que en aquel momento era cuestión de tiempo que Alemania perdiera la guerra. Acciones tan simbólicas como la de los miembros de la Rosa Blanca de poco iban a servir ante un Régimen totalitario cuyo afán era extender el terror entre todos los ciudadanos para que todos cumplieran con su papel en el esfuerzo de guerra sin rechistar. Resulta terrorífico simplemente imaginar lo que pasaría por la cabeza de los ciudadanos decentes en esos momentos: a la desgracia de tener a los hijos muriendo en el frente se sumaba la destrucción cada día más intensa de los centros urbanos. Una agonía que se prolongó durante dos años y media y que desembocó en la más absoluta y destructiva derrota de la historia.
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