El autor de La bruja hace viajar al espectador a una época oscura de la Edad Media y ofrece un relato de venganza que va de lo mágico a la épico, pero cuyo mayor atractivo reside en la brutalidad y realismo de sus imágenes. La trama tiene algo de shakesperiano, ya que Amleth, el protagonista es testigo de cómo su padre es asesinado a traición a manos de su hermano para hacerse con el poder cuando él es todavía un niño. El niño crecerá en el exilio con la única motivación de la venganza y llegará a hacerse pasar por esclavo para poder acercarse a su tío y lograr consumarla. De El hombre del Norte destacan su diseño de producción y su voluntad de alejarse de las típicas historias maniqueas propias de Hollywood. Aquí no hay concesiones humanitarias y somos testigos de brutales mutilaciones, descuartizamientos e incluso violaciones de menores, unas escenas más explícitas que otras, pero primando el afán de mostrar un mundo violento y sin concesiones al humanitarismo. Quizá lo que menos me gusta de la película es el abuso de un cierto realismo mágico en la trama que apela a los mitos nórdicos de los que el director se ha debido empapar antes de realizar la película, ya que a veces le resta realismo, aunque sí que logran crear el ambiente adecuado propio de las leyendas escandinavas. Una propuesta de uno de los directores más interesantes del panorama actual, de cine oscuro y tenebroso, que a mí me ha logrado convencer.
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