La religión es una de esas instituciones creadas por los humanos que pueden permanecer durante siglos influyendo poderosamente en los comportamientos o incluso llegar a regular la entera vida social. Sin embargo, suele obviarse que muchas creencias, que en su momento vivieron su esplendor, terminaron siendo olvidadas, a pesar de que sus devotos pensaban que durarían para siempre (algo muy lógico si se piensa que la propia fe es una verdad eterna e inmutable). Que en pleno siglo XXI, una de las mayores preocupaciones de la Humanidad sea todavía el radicalismo religioso, dice mucho de la relatividad del progreso humano.
El discurso de Harris es contundente y claro: la racionalidad y el discurso científico son infinitamente superiores a cualquier ideología religiosa basada casi siempre en escritos que pueden contar con cierta belleza literaria, pero que siempre son absurdos, enemigos de la libertad e intolerantes con otras creencias o estilos de pensamiento cuando han gozado del poder político. Las religiones no suelen evolucionar desde dentro, sino arrastradas por la marea social, que consigue que se vayan adaptando a los nuevos tiempos - siempre de manera lenta e insuficiente - para evitar desaparecer. Sin embargo, aunque han ido perdiendo capacidad de influencia, el prestigio del creyente sigue intacto. La fe es una especie de don que no puede criticarse, por lo que equipararlo a otro tipo de creencias que sí pueden ser criticadas, está mal visto:
"(...) las creencias religiosas quedan al margen de cualquier discurso racional. Se considera de mala educación criticar la idea que tenga alguien sobre Dios y la otra vida, pudiéndose criticar sus ideas sobre física o historia. (...) La fe, en sí misma, siempre es exonerada de toda culpa, en todas partes."
Pero para Sam Harris la fe religiosa puede ser la semilla que lleve nada menos que a la destrucción de la raza humana, si alguna vez los radicales islámicos se hacen con una arsenal de armas de destrucción masiva o químicas, pues esta es gente sin escrúpulos que considera que la auténtica existencia está en el más allá, lo que les lleva a cometer suicidio - lo que siempre ha sido un tabú religioso - con tal de llevarse por delante a un buen puñado de infieles. Y este comportamiento inhumano no lo provoca una interpretación errónea del Corán, sino una lectura literal del mismo, o al menos de algunas de sus partes. El que se suicida matando tiene buenas razones para hacerlo. Y éstas son escalofriantemente claras:
"¿Por qué un grupo de diecinueve hombres cultos y de clase media renunciaron a su vida en este mundo por el privilegio de matar a miles de nuestros vecinos? Porque creían que, con ello, irían directos al paraíso. No es habitual que la conducta de los seres humanos quede explicada de forma tan satisfactoria y completa. ¿Por qué somos tan reticentes a aceptar esa explicación?"
Tampoco es cierto que la religión desdeñe siempre las pruebas científicas de los hechos: se abraza a ellas fervientemente cuando éstas pueden probar alguno de los extremos de la fe defendida, aunque se desdeñen - caso de la teoría de la Evolución - cuando contradicen los escritos sagrados, aunque después tengan que rendirse a la evidencia a regañadientes. Por suerte en occidente la religión ya no está a la vanguardia del pensamiento, pero en sociedades de Oriente Medio y Asia esto está a la orden del día y todo puede ser sacrificado a la mayor gloria de Alá, derechos humanos incluidos. Si la democracia y los derechos civiles, creaciones occidentales, chocan con la religión, la democracia y los derechos civiles no tienen validez.
Sin embargo la religión es protegida, mimada y financiada en numerosos países en los que las ideas ilustradas dejaron su huella. La fe religiosa sigue apreciándose como un elemento positivo de la vida ciudadana y su crítica profunda es algo de mal gusto: quienes la ejercitan suelen ser calificados de intolerantes. Por suerte nuestro perspectiva dista mucho de la de aquellos países en las que uno puede ser condenado a muerte por blasfemia o la máxima aspiración académica a la que se puede llegar es ser un experto recitador del Corán. Todavía queda mucho para que el mundo se vea libre de la lacra de la violencia religiosa (de la cual occidente solo recibe leves zarpazos, en comparación con el panorama de otras zonas del mundo) y libros tan valientes y polémicos como El fin de la fe, ayudan a poner en pie los términos de un debate muy necesario.
Dios no creó al hombre fue el hombre quien creó a Dios y en todas las religiones se esconde tal mentira para manipular a los creyentes.
ResponderEliminarEn líneas generales, las religiones a través del tiempo se han ido aggiornando.Han sido y siguen siendo una forma de dominio sobre los pueblos.Ahora la Ciencia ha avanzado al punto que actualmente son los Físicos los que se hallan mas cercanos a esa gran Misterio que es la Inteligencia Universal.Mediante la mecánica cuántica,vamos percibiendo que vivimos en un Universo , o en Multiversos, equivalentes a Energía y por ende de Información.Nosotros mismos formamos parte de esa Energía, por lo cual las ondas gravitacionales también atraviesan nuestro ser humano.El Universo es un Todo que sigue evolucionando y quizá en algunos puntos, involucionando.Por lo tanto lo que nosotros llamamos - por medio de las religiones Fe - es en verdad una Energía que si sabemos hacer uso de ella,superando nuestros aspectos negativos que como humanos traemos, sin duda podríamos establecer en este Planeta un verdadero Paraíso.
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