jueves, 7 de diciembre de 2017

MÁSCARAS DE LA FICCIÓN (2002), DE ROMAN GUBERN. PERSONAJE Y MITO.

Desde que el ser humano empezó a poder comunicarse con sus semejantes, sintió la necesidad de contar historias. Y no solo historias en torno a la vida cotidiana, sino que se embarcó en la creación de mitos que explicaran el mundo. Estos mitos engendraron posteriormente a los héroes y toda esta ficción ha llegado hasta nuestros días, con el revestimiento o complejidad que convienen a este tiempo, tan saturado de relatos como sediento de ellos. El renacer de series televisivas, que no son más que sagas que ponen a prueba a unos determinados héroes, temporada tras temporada, no es sino el reflejo de un flujo que nos hace conectar con nuestros antepasados.

El profesor Gubern ha escogido a algunos de los personajes más concocidos de nuestro tiempo, aquellos que se han hecho inmortales, como Drácula, Frankenstein o Sherlock Holmes, para realizar un análisis de cada uno de ellos (como es lógico, fueron creados a la vez que muchos otros personajes, pero estos en concreto poseían algo que los hizo permanecer en el olimpo del reconocimiento colectivo) y dilucidar qué es lo que tocó la fibra sensible del público en cada caso. Porque es cierto que nada hay más democrático que la creación, porque su éxito no viene dado por ninguna fórmula mágica:
 
"Las ficciones no se imponen al público, sino que se proponen, y su destino es la fecundación o la esterilidad. Ni siquiera los mitos patógenos de la ideología del Tercer Reich se impusieron a la sociedad alemana, sino que se propusieron, y ya se vio su resultado. Y lo mismo ocurre con esas sombras incorpóreas que son los protagonistas de nuestras ficciones."

En un libro tan magnífico, existe una sombra: Gubern vuelve a contar todas las historias y puede destrozar las sorpresas a quienes todavía no se hayan acercado a ellas (no es mi caso, se trata de personajes tan fundamentales que ya lo había leído o visto casi todas las propuestas). A pesar de este detalle, párrafos que pueden ser pasados por alto por quienes no estén interesados en ser spoileados por parte del autor, el ensayo conforma un panorama muy completo de aquellos personajes que representan las virtudes y defectos que son capaces de activar nuestras neuronas espejo y emocionarnos profundamente. Al final, todo deriva de los estereotipos que ya se utilizaban en el teatro griego:

"Los protagonistas de las narraciones son artefactos culturales, son personas virtuales que ocupan la cúspide de la jerarquía literaria canónica, formada por tipos, caracteres y personajes, en una escala de creciente individualidad y profundidad. (...) En la cúspide se halla el personaje (del latín personam, máscara del actor), sujeto investido de una fuerte individualidad o singularidad y, muchas veces, fundador de una estirpe de descendientes o variantes de su modelo original. En el teatro griego, una treintena de máscaras permitían representar todos los personajes posibles, sin que su público percibiera limitación o monotonía por ello."

3 comentarios:

  1. Ciertísimo. El autor propone y es el espectador el que dispone

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  2. Por cierto . Escribí arriba y no salió mi abatar. Soy el tigrero
    www.tigrero-literario.blogspot.com

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  3. La verdad es que este volumen contiene propuestas muy conocidas, pero Gubern las describe de manera muy estimulante... ¡Saludos!

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