miércoles, 14 de junio de 2017

EL DESCUBRIMIENTO DE ESPAÑA (2016), DE XAVIER ANDREU MIRALLES. MITO ROMÁNTICO E IDENTIDAD NACIONAL.

Durante mucho tiempo a España se la ha identificado con sus tópicos: un país de gente brava y a la vez poco trabajadora, amante de la fiesta y de pasiones a flor de piel. Muchas de estas características han quedado como principal atractivo para muchos visitantes de nuestro país, que lo siguen viendo como un destino diferente dentro de Europa, a pesar de los grandes esfuerzos realizados en los últimos años, lastrados en gran parte por la presencia de una corrupción endémica en las instituciones, que muchos identifican con la vieja picaresca española.

Hasta principios del siglo XIX, España era vista como una nación en perpetua decadencia, un país que no había sido capaz de conservar su inmenso imperio, debido al fanatismo de sus gobernantes y a la inmensa influencia de una religión oscurantista, por lo que al español se le identificaba más con la seriedad que con las ganas de fiesta. Bastó la reacción a la invasión napoleónica para que buena parte de Europa cambiara radicalmente su visión. El español pasó a ser un pueblo ejemplar que luchaba por su libertad, con inferioridad de medios, contra el ejército más poderoso del momento. El hecho de que poco después ese mismo pueblo se dejara mansamente poner las cadenas por parte de Fernando VII no logró conjurar una fascinación que perduraría durante décadas. A partir de entonces comenzó la moda de los viajeros románticos, que veían en nuestro país un destino exótico que todavía conservaba un gran influjo oriental, influencia del pasado islámico. 

La popularidad de estos libros de viaje entre los lectores de Francia y otros países puso las bases de una España repleta de bandoleros, bailaores, toreros, navajeros y damas apasionadas. La rápida extensión de los espectáculos taurinos por todo el país aumentaron aún más si cabe la sensación de exotismo de quienes se aventuraban más allá de los Pirineos, a un país que todavía conservaba ruinas árabes, habitado por gente pobre, pero que sobrellevaba esa condición con grandes dosis de alegría y nobleza. La cosa llegó hasta tal punto que los mismos españoles empezaron a identificarse con todos estos tópicos, a pesar de que para muchos liberales era evidente que una España de charanga y pandereta no era la mejor base para hacer progresar al país, algo que se hizo muy evidente en la literatura de la segunda mitad del siglo XIX.  En este contexto hizo fortuna la frase de Théopile Gautier: "Los españoles no conciben que se trabaje primero para descansar después. Prefieren hacer lo contrario." La cosa llegó hasta tal punto que llegaron a organizarse espectáculos simbólicos, más propios del circo romano que de una nación moderna:

"El 15 de agosto de 1848 el francés Mr. Charles organizó en la plaza de toros de Madrid una lucha de fieras en la que se enfrentaron un toro bravo, de nombre Caramelo, un tigre y un león. Al parecer, el primero ganó sin dejar apenas opciones a sus contrincantes. (...) A pesar de las protestas que esto generó, la victoria de Caramelo levantó una ovación delirante en la plaza y fue celebrada como un triunfo de toda la nación. En el grabado que ilustra un folleto redactado por Eugenio Bahamontes, referido a este acontecimiento, Caramelo aparece sentado en un trono mientras ondea con su diestra una bandera española en la que se lee "VIVA ESPAÑA". A sus pies, rindiéndole pleitesía y ofreciéndole su corona, hinca su rodilla un león cariacontecido por la pérdida de su imperio en el reino animal."

Es evidente que estos tópicos forjaron la idea de atraso secular de España, cuyos habitantes habían sido capaces en el pasado de colonizar todo un continente. Nuestra construcción nacional vino lastrada por estos motivos, por una fama de pueblo indomable, diferente y, a la postre, incapaz de subirse al carro del progreso. El libro de Miralles es una investigación muy reveladora en este sentido, una lectura ágil y a la vez erudita, imprescindible para entender un aspecto muy importante de nuestra intrahistoria.

1 comentario:

  1. La reseña sobre este libro de Miralles, nos hace admirar la obra y la persona que se atreve a mostrarnos en nuestra propia salsa, sin aditamento alguno.LA veo realmente como bien señala Miguel una obra reveladora también para comprender el momento actual, donde tenemos a la vista la nulidad de un Gobierno que solo ha multiplicado la deuda externa, sin siquiera la intención de brindar trabajo a los más de 3 millones de personas que siguen fuera del circuito laboral y donde el empresariado ha demostrado sus mejores habilidades enviando sus ganancias a los paraísos fiscales, haciendo honor a esa picaresca que nos viene de larga data.

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