Así pues, a pesar de su importante base biológica, el amor tiene mucho de constructo social. Es evidente que la antigua institución del matrimonio, vigente en nuestros días, ha estado presente desde hace siglos en la vida de hombres y mujeres, tratando de ordenar las relaciones a través de unas normas mínimas de convivencia entre unos cónyuges que ante todo deben guardarse respeto y fidelidad. Es como una técnica de domesticación de unas emociones pueden desbordarse de manera natural. Como es lógico, el concepto de amor era distinto en los matrimonios por conveniencia que en los libremente elegidos por los cónyuges, pero en todas las épocas se ha supuesto que el matrimonio es fuente de amor ideal, al menos desde que en la Odisea Homero describió el irrompible lazo que unía a Ulises y a Penélope. Sobre todo cuando, con el cristianismo, se convierte en un sacramento instituido por el mismo Dios.
Todavía somos hijos de la idea de amor cortés que se instituyó en la Edad Media. Se trata de una idea de amor romántico, perfecto y sacrificado basado en la virtud de los enamorados. Es esa idea de encontrar a "otro yo" o la media naranja que ya se encontraba presente en los mitos platónicos. Se supone, todavía hoy día, que los sentimientos de una pareja consolidada deben ser incondicionales, aunque nos encontremos en una época en la que se aceptan más que nunca las relaciones esporádicas, aunque para muchos estas experiencias no sean más que sucedános de los sentimientos que despierte el enamoramiento:
"(...) muchas historias de amor con una larga trayectoria han continuado influenciando a generaciones enteras. La idea de que el amor significa encontrar al "otro yo" es tan antigua como Homero. También lo es la de que el amor es una obsesión, lo que tan memorablemente simbolizaron el constante llanto de Penélope y los incesantes anhelos de los trovadores. La idea de que el amor nos saca de este mundo tiene sus antecedentes en el discurso de Diotima del Banquete de Platón y en el misticismo religioso de la Edad Media. Pausanias nos muestra que el concepto de amor insaciable era bien conocido en sus tiempos. Sin embargo, aunque se aceptaba como comportamiento erótico de los dioses, solo se convirtió en un ideal del amor humano cuando se usó en contra de las restricciones de la Iglesia y el estado y cuando la imprenta permitió que fuese posible su difusión general. . En contraste con esas narraciones, la extendida fantasía de que el amor moderno está libre de obligaciones deriva de una mala interpretación de la historia y de un punto de vista equivocado sobre la opresión del pasado."
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